Lora Ali Bronzeada. Foto: Xavier Caivinagua / EL COMERCIO
En el Zoológico Cuenca Bioparque Amaru, ubicado en el nororiente de la capital azuaya, se construyó un aviario tropical de inmersión. Allí, se recreó un bosque tropical para brindar una segunda oportunidad de vida a más de 70 aves que fueron rescatadas en los últimos dos años.
Son loros, pericos, papagayos, loras amazonas, pavas de monte, chachalacas, entre otras variedades. Según el director de Amarú, Ernesto Arbeláez, estas aves permanecieron mucho tiempo en cautiverio, por ello permanecieron en un espacio de cuarentena en este zoológico hasta que se construya este aviario.
El 50% de estas especies fue entregado por los dueños que las tenían de mascotas y tomaron conciencia. El 40% fue rescatado del comercio ilegal en los mercados y sitios públicos o decomisado por el Ministerio del Ambiente u otras entidades. El porcentaje restante fue encontrado en la intemperie y traídas al zoológico, dice Arbeláez.
Desde hace 20 días son manejadas y tratadas en conjunto en este hábitat y aquí se puede observar cómo se relacionan. Hay especies que utilizan la tierra, el agua, las copas de los árboles y los espacios que ofrecen sombra.
El aviario tiene 40 metros de largo por 10 de ancho y 12 de altura y tiene la capacidad para tener un máximo de 100 aves. Fue construido con recursos del zoológico y duró dos meses y medio.
El aviario cuenta con una zona posterior pensada para el descanso de las especies en las noches, días de intenso frío, excesivo calor o lluvia… Para Arbeláez, la intensión que el sitio ofrezca todas las variables que ofrece la naturaleza para las aves.
Los visitantes pueden ingresar en grupos de 15 y durante 10 minutos para no afectar a los animales.