Nunca olvida pasar por la capilla. Lo ha hecho desde la primera vez que llegó al hospital de la Sociedad de Lucha contra el Cáncer de Guayaquil (Solca), hace 10 años.
Lucy Cedeño recuerda que una brigada médica llegó a Buena Fe, Los Ríos, donde vive. Tenía 41 años y una amiga le dijo que se haga un papanicolau. “Unos días después llegó a mi casa llorando, con los resultados… Tenía cáncer”, recuerda. Soy madre soltera, dice, y pensé en cómo dejaría a mis hijos; el menor tenía 12 años. Yo quería verlos crecer, así que ellos fueron mi aliento.
Cirugías, biopsias, exámenes, tratamientos… Cedeño cuenta que siguió cada recomendación de los oncólogos. Cada año Solca Guayaquil atiende a unos 33 000 pacientes. En 2015 registró
3 050 casos nuevos, pero otros pasaron a remisión tras confirmar que la etapa más grave pasó. Ellos asisten a controles anuales.
Leyda Jaramillo, jefa del departamento de Información y Productividad Solca, dice que los niveles de sobrevida son cada vez más altos y cita al proyecto Concord. El ente hizo un estudio apoyado por la Unión Internacional contra el Cáncer que agrupó a 67 países, entre ellos Ecuador.
25,8 millones de pacientes entre 1995 y 2009 participaron en este análisis del 2014. Se evaluó la incidencia de 10 tipos de cáncer, los más representativos (próstata, estómago, colon, recto, pulmón, mama en mujeres, cérvix, entre otros).
Los registros del país (de Guayaquil, Quito y Cuenca) demostraron una mayor sobrevida en seis de ellos. Por ejemplo, de cada 100 pacientes diagnosticados con cáncer de próstata, 93 sobrevivieron más de cinco años. En 1999 eran 76. “En mama también hubo un aumento: de cada 100 mujeres diagnosticadas, 83 sobreviven más de cinco años. En 1999 eran 69”, explica Jaramillo.
Glenda Ramos, del departamento de Oncología Clínica de Solca, explica que los avances científicos en la búsqueda de fármacos más efectivos, en los tratamientos de cirugía, quimioterapia, radioterapia, medicinas y más controles periódicos, han hecho que cualquier tipo de cáncer sea potencialmente curable.
El cáncer en jóvenes
‘Juanito’ Guarnizo fue diagnosticado con linfoma de Hodgkin, enfermedad que afecta a los glóbulos blancos, cuando tenía 14 años. Hoy, nueve años después, sigue luchando en etapa terminal.
Según el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, los adultos jóvenes y los adolescentes tienen mayor probabilidad -que los niños de menor edad o que los adultos de más años- de ser diagnosticados con algunos tipos de cáncer como linfoma de Hodgkin, melanoma, cáncer de testículo, cáncer de tiroides y sarcomas.
Luis Gerardo Nieto, especialista en oncología clínica, dice que el aumento y perfeccionamiento de los métodos de diagnóstico han permitido identificar esos problemas. “Antes se diagnosticaba un cáncer de cérvix uterino cuando empezaban los sangrados y en muchos casos había metástasis por lo que era difícil el tratamiento”. Ahora, sigue, las mujeres deben realizarse exámenes de papanicolau una vez al año desde que inicia su vida sexual, sin importar la edad.
En los jóvenes de Quito hay más incidencia de cáncer de testículos y leucemia, según Solca. El mal también es asumido de forma diferente. No como sinónimo de muerte, sino como vida. Es parte de la filosofía de la Fundación Jóvenes contra el Cáncer. Guarnizo es uno de sus voluntarios. La organización acoge a las personas con esta afección para ayudarlas en temas médicos y psicológicos.
El joven está convencido de que el cáncer ha sido una oportunidad de vida, para cumplir sueños. Este jueves 3 de febrero de 2016 participará con sus compañeros en una ceremonia religiosa de acción de gracias por el Día Mundial contra el Cáncer.