El Chocó andino es una una zona selvática en el norte de Ecuador. Foto: Archivo / EL COMERCIO
El Chocó ecuatoriano, una de las zonas de mayor diversidad biológica del planeta, sigue amenazada por la reactivación de proyectos mineros. La contaminación, las hidroeléctricas o la cacería son otras de las problemáticas que sigue enfrentando.
Ubicada al noroccidente de Ecuador, entre la provincia de Esmeraldas, las estribaciones occidentales de Carchi, Imbabura y una parte de Pichincha, es una región que integra el hotspot Tumbes-Chocó-Magdalena, considerada un área de prioridad de conservación mundial de 274 597 kilómetros cuadrados que se extiende desde el sur de Panamá, pasa por las partes occidentales de Colombia y Ecuador y llega hasta el norte de Perú.
De acuerdo con información del portal Mongabay, la región biogeográfica Chocó se distingue entre el Chocó colombiano y el Chocó ecuatoriano, y es conocida como una de las zonas de mayor diversidad biológica del planeta, con 9000 especies de plantas (25 % endémicas), 830 de aves (10,2 % endémicas), 235 de mamíferos (25,5 % endémicos) y 350 de anfibios (60 % endémicos).
El Chocó ecuatoriano, un lugar biodiverso
Según un informe publicado en el 2019 por Monitoring of the Andean Amazon Project (MAAP), el en el Chocó ecuatoriano se ha registrado una pérdida del 61% de bosque. Esto amenaza a la subsistencia de las comunidades y de los ecosistemas, generando problemas ambientales y afectaciones a la salud de personas quienes, por ejemplo, podrían entrar en contacto con material químico residual de la minería ilegal.
El Chocó Andino de Pichincha es uno de los territorios más biodiversos. Fue declarado por la Unesco como la séptima Reserva de Biósfera de Ecuador el 25 de julio del 2018. Con esto, el país se convirtió en uno de los 17 países megadiversos del mundo.
En junio de este 2020, representantes de la región denunciaron que los proyectos mineros amenazan su riqueza biológica y a las comunidades indígenas.
Según datos del Ministerio de Turismo, esta reserva tiene una extensión de 286 805,534 hectáreas, lo que representa el 30,31% del territorio de la provincia de Pichincha entre Quito, San Miguel de los Bancos y Pedro Vicente Maldonado, entre las alturas de 360 y 4 480 metros sobre el nivel del mar.
En el territorio habitan aproximadamente 880 000 personas, dedicadas, principalmente, a la producción agrícola y actividades turísticas que permiten fortalecer la conservación del ecosistema.
De acuerdo con el informe del Gobierno Provincial de Pichincha, publicado en el portal web en mayo del 2019, el Chocó Andino de Pichincha alberga 12 tipos de bosques, algunos prístinos y vírgenes.
También se han registrado cuatro clasificaciones climáticas y un paisaje productivo diverso. En este existen seis reservas de bosques desde Tandayapa hasta Puerto Quito. “Cada hectárea de sus bosques es capaz de absorber 250 toneladas de carbono, renovando el aire que respiramos. Por cada hectárea de bosque existen alrededor de 300 especies diferentes de árboles”, se describe.
Además, estos bosques protegen a 400 000 personas del riesgo de aluviones y movimientos masivos de tierra y de su existencia dependen actividades turísticas productivas y ganaderas que permiten la seguridad alimentaria y la recreación.
En cuanto a la fauna, existen 30 especies grandes como olingos, tigrillos, raposas rojiblancas, venados y ojos de anteojos, 214 especies de mamíferos y 2814 registros de aves.
Referente a la flora, acoge el 78.4% del total de especies vegetales del Ecuador. El 2.5% es flora endémica, de la cual 76 tipos están en la lista de especies en peligro de extinción. Asimismo, tiene 1960 especies de plantas y un centenar de variedades de orquídeas.
Un territorio muy rico, pero muy amenazado
Diego Tirira, director científico en Fundación Mamíferos y Conservación, recalca que la región del Chocó ecuatoriano es una de las más biodiversas del mundo y también es considerado un hotspot o punto caliente, que quiere decir que tiene una alta riqueza, pero a la vez afronta amenazas.
De acuerdo con el último informe desarrollado el 2019 por la fundación, en el bosque húmedo de la Costa de Ecuador hay 150 especies de mamíferos, que equivale al 34% de la riqueza de todos los mamíferos del país. Hay siete especies endémicas entre estas la ardilla enana de Simons y la rata de Mindo, además, de tres especies de murciélagos.
Los principales problemas son la deforestación, entre otros aspectos, por los cultivos de palma africana. Otro problema es la minería ilegal o artesanal. Según Tirira esto se da, sobre todo, en Esmeraldas, en las inmediaciones del Río Santiago y también en zonas de Lita.
La cacería es otra amenaza. Esta zona está habitada por varias comunidades como los indígenas chachis, awá y poblaciones afrodescendientes. Explica que la principal motivación para la caza es la alimentación.
Las comunidades ubicadas a lo largo del río Cayapas, por ejemplo, han cazado por años a animales grandes como el venado y el mono. Ahora, según investigaciones, optar por atrapar especies más pequeñas como el pecarí o ratones silvestres.
Tirira lamenta que, aunque el principal motivo de caza es la alimentación, se generan problemas como la caza comercial o por ignorancia. Esta última ha puesto en peligro a especies únicas como el oso banderón o el oso hormiguero gigante.
También hay otras especies que están en peligro como el mono aullador, el mono capuchino carablanca y el mono araña. Este último que aún habita en la zona de Cotacachi Cayapas y es una de las 25 especies más amenazadas en el mundo.