En la Asociación Pacha Mama, en San Pablo, en Otavalo, las mujeres enseñan a los turistas sus conocimientos. Foto: Cortesía Junta Parroquial San Pablo
Una experiencia vivencial en salud andina es la oferta turística de la Asociación Pacha Mama, en la comunidad de Angla, San Pablo, en Otavalo.
Ahí, 28 mujeres se organizaron para incursionar en el turismo comunitario. Por lo pronto, en la sede poseen un jardín etnobotánico para explicar a los visitantes el uso de hierbas medicinales, el proceso de parto, sanaciones. También trabajan en bordados.
Esta es una de las iniciativas identificadas en el proyecto MEBV, que abarca a 10 parroquias, ubicadas alrededor del corredor volcán Imbabura.
Este plan tiene entre sus objetivos formar a 30 gestores de turismo rural y comunitario, explica Ana Cadena, técnica del MEBV. La iniciativa es liderada por los Gobiernos Rurales de Imbabura y financiada por la Unión Europea.
A pocos kilómetros, en la vecina comuna Ugsha, la Asociación Plaza Pallares, integrada por 70 comuneros, incursionó en el agroturismo.
“Contamos con servicio de alimentación y alojamiento”, explica Rebeca Perugachi, líder de esa organización.
En los dos emprendimientos turísticos actualmente se realizan mejoras. En la Asociación Pacha Mama se edifica una plaza para rituales. “En este sitio se construye una cruz andina”, explica Amadeo Casco, presidente de la Junta Parroquial de San Pablo.
En Plaza Pallares, en cambio, se está equipando la casa comunal en donde se acoge a los turistas. La idea es potenciar el turismo cultural del sur de Imbabura.