Las shigras puruháes (bolsos) son la especialidad de las nueve mujeres que se reúnen en Riobamba. Foto: EL COMERCIO
La flor de nachaks, una planta medicinal andina, está bordada en el logotipo de los productos de La Floreanita. Esa marca abarca una variedad de prendas originarias y objetos decorativos elaborados por los artesanos de Flores.
En esa parroquia, situada a 40 minutos de Riobamba, en Chimborazo, la flor de nachaks tiene un significado especial por su uso en prácticas medicinales de la cosmovisión andina. Esa flor se considera el ícono de la parroquia debido a la abundante cantidad de plantas que crecen en los páramos. “Por eso la escogimos para representar nuestros productos”, cuenta Alberto Guzñay, presidente de la Junta Parroquial. Esta entidad impulsó el proyecto Marca Parroquia, que consiste en agrupar a los artesanos para elaborar y comercializar sus creaciones de forma asociativa.
Según él, la idea es seguir el ejemplo de otras corporaciones indígenas del país, como El Salinerito. “Hemos visto que la organización y la asociatividad nos fortalecen y nos dan ventajas en los mercados. Nuestra meta es posicionar la marca en el mercado y ganar más clientes”, dice Guzñay.
Los artesanos elaboran blusas con diseños andinos bordados con fibras de lana de borrego, shigra, fajas, bufandas y otras prendas originarias. Todos los productos contienen símbolos de la cosmovisión andina, como plantas sagradas y chakanas, que representan la identidad de la parroquia.
La iniciativa se inició en el 2012, cuando un grupo de jóvenes que se capacitaba en tejidos, bordados y elaboración de artesanías propuso la idea al Gobierno Parroquial. El objetivo inicial fue buscar una alternativa a la única actividad económica que sostenía a los habitantes de las 27 comunidades indígenas de la parroquia.
“En el campo solo se quedó la gente mayor y muy pocos jóvenes, por eso decidimos emprender un negocio”, cuenta María Delia Píntag.
Para los 40 emprendedores que se agruparon, la migración se convirtió en una oportunidad de mercado. Las decenas de personas que se radicaron en Riobamba se convirtieron en sus principales clientes.
De hecho, la idea de los dirigentes es vincular a los parroquianos que migraron a las ciudades grandes, e incluso al extranjero, para convertirlos en agentes de ventas.
“Tenemos un propósito doble. Queremos generar más fuentes de ingreso y a su vez queremos difundir el nombre de nuestra parroquia para un proyecto turístico que emprenderemos ”, afirma Guzñay.
El taller de una de las asociaciones de artesanos vinculadas al proyecto funciona en la comunidad Shungobug Chico y se denomina Muchuk Pakari, un término kichwa que significa nuevo amanecer. Allí se reúnen 30 comuneros que elaboran blusas y camisones.
Otro grupo se reúne en Riobamba. Ellos incluso disponen de un primer punto de ventas y un taller situado en el barrio San Alfonso, pero el objetivo es abrir más locales en otras ciudades como Ambato, Quito y Guayaquil, donde se encuentra la mayoría de migrantes.
Intercultural
La Junta Parroquial de Flores impulsó el proyecto Marca Parroquia con la flor de nachaks. Los indígenas elaboran blusas con diseños bordados con fibras de lana.