Daniel Adum ha utilizado como único medio de difusión de su arte el Internet. Foto: Captura de pantalla de la página web del artista/Cortesía
Ella nació como artista en la Red, a través de un tablero (Oekaki) que le permitía dibujar en línea y compartir sus imágenes con los internautas. Comenzó experimentando con arte digital en el 2002, cuando apenas tenía 17 años, y estaba por terminar la secundaria.
Ahora Maureen Gubia es representada por DPM, una de las galerías de arte contemporáneo más prestigiosas de Guayaquil, pero sigue manteniendo su presencia en la Web. Y le impresiona cómo gracias a la Red algunas de sus obras han terminado en sitios como Rusia, Tailandia, Japón o EE.UU.
La artista guayaquileña comercializa pinturas y trabajos digitales. En unos casos son clientes interesados en alguna de las acuarelas o en los óleos que expone en su página web (mgubia.com). En otras ocasiones le encargan retratos y trabajos especiales, como el arte promocional que realizó para Animal Collective, una banda de música experimental.
“La Internet cambió la forma de relacionarnos con el mundo, ahora tienes proyección planetaria, pero por eso mismo hay más competencia. Todo se ha vuelto más comercial”, indica la guayaquileña, quien emprendió un viaje creativo por EE.UU. y está radicada desde hace un año en Nueva Orleans.
En esa maraña de propuestas Gubia ofrece la “especificidad” de su trabajo: retratos diluidos que remiten a una estética de lo siniestro y visceral en una gama de colores pasteles que parecen ir en otra dirección. “A la gente le interesa la personalidad que le inyecto”, dice.
El éxito que tiene Gubia en la red se debe, en gran medida, a la naturaleza sugestiva de su obra, con disoluciones pop en una atmósfera oscura. “La mayor parte de lo que produzco es algo un poco inconsciente. Me gustaría pensar que coincide con mi amor por todo lo psicodélico. Tiene esta fuerza emocional, distorsiona las cosas: como en un sueño o una pesadilla”, explica la artista.
El mercado cultural en la red lo dominan los portales de EE.UU., Europa y Japón, según el investigador Xavier Greffe, director del programa de postgrado de Economía del Arte de la Universidad de París. “Por eso hay que fortalecer a las industrias culturales de Ecuador para que tengan un peso que sea una contraparte, porque si no nunca llegarán a enseñar sus productos (por esa vía)”.
“En diez años todo el mundo va a consumir productos culturales en la Web. La Internet ya es una oportunidad para el arte, y aunque no hay que ser demasiado optimistas hay que tomarlo en cuenta”, agrega el experto, que forma parte del programa Prometeo.
En Guayaquil, uno de los primeros en explotar las posibilidades del “punto com” con fines de promoción artística fue el artista y fotógrafo Daniel Adum. Desde 1995 adquirió el dominio www.danieladumgilbert.com, que comenzó a diseñar a finales de los 90 con códigos HTLM. “Yo veo a la Web 2.0 como una herramienta de difusión y comunicación potentísima para llegar a un gran público, a muchos cerebros y muchos corazones”, dice Adum, cuya obra incluye arte urbano, diseño gráfico y pintura.
Aunque gracias a su página y a su presencia en las redes lo han contactado galerías y personas interesadas en sus obras, Adum reconoce que es difícil comercializar arte por Internet. “Creo que no debe ser la única herramienta, y no hay que centralizar todo allí”, apunta. La página recoge su trabajo en las paredes guayaquileñas.
En cerca de 15 años nunca ha expuesto el grueso de su obra plástica y cree que es un trabajo pendiente, por lo que planea montar una muestra individual. Una oportunidad para exhibir también su experimentación con materiales como aerosol, tinta china, tiza, recortes o incluso cemento. Adum, cuyo medio de difusión ha sido siempre Internet, ahora siente necesario transitar la ruta convencional de la galería.