El grupo se presenta durante las principales fiestas de la provincia. Foto: Marcel Bonilla / EL COMERCIO
Cincuenta niños y jóvenes se preparan para difundir las expresiones culturales propias del pueblo afroesmeraldeño, en el Centro de Arte Popular Raíces del Pacífico.
El centro se creó hace 11 años como una propuesta de cinco gestores culturales afroesmeraldeños quienes decidieron difundir su cultura en el sur de la ciudad de Esmeraldas.
Los cursos son impartidos por cuatro profesores en una casa comunal, ubicada en ciudadela 15 de Marzo. Hasta allí, acuden estudiantes para aprender danza, poesía, décimas, elaboración de artesanías y música ancestral. Las clases se inician a partir de las 18:00.
El sonido del bombo y la marimba retumba en las improvisadas aulas de clase hasta las 22:00. Las voces de los pequeños decimeros y poetas se escuchan en varios salones.
Miguel Medina, uno de los aprendices, repasaba el pasado lunes la poesía titulada Ventana de Mi Negritud, de la escritora esmeraldeña Josefina Martínez. Luego recitó la poesía a Remberto Escobar, escrita por Antonio Preciado.
El espacio donde se dictan los cursos es pequeño, pero los responsables de la organización se acomodan para repasar todas las expresiones que les sean posibles.
Jorge González es uno de los fundadores del centro y ha logrado que hasta sus hijos de 6 y 8 años asistan a los talleres de danza y poesía. Su esposa, Cristina Hurtado, escribe poesía afro con las que participa en varios concursos.
Hurtado explica que el gusto por el arte ha sido una herencia de familia, en la cual todos sus miembros saben algo de canto y música afro.
Raíces del Pacífico empezó como un grupo de música y danza en el 2006, pero en el 2011 adquirió la personería jurídica para elaborar propuestas a favor de la cultura.
Pero son varios los proyectos de este centro para el fomento de la cultura, que no han recibido apoyo. Por esa razón, todos sus integrantes realizan actividades como venta de comida o artesanías para financiar sus vestidos y viajes.
Debido a la falta de recursos, el grupo no ha podido asistir a invitaciones desde países como Colombia, Chile, Venezuela y Uruguay.
González y Hurtado son los encargados de diseñar y coser los vestidos que se usan en cada presentación, lo que les permite ahorrar el dinero para contar con nuevos diseños.
El 80% que obtiene el grupo por cada presentación se destina a la adquisición de telas para renovar el vestuario, y el 20% al fomento de talleres de relaciones humanas y la creación de una biblioteca afroesmeraldeña.
Hasta el centro de enseñanza de Raíces del Pacífico han llegado niños y jóvenes de barrios como Codesa, 24 de Mayo, La Florida o Lucha de Los Pobres, sectores con una gran cantidad de población afro.
Cecilia Ante, habitante del barrio 24 de Mayo, comenta que después de un año de asistir a los cursos, sus hijos han aprendido a danzar y uno de ellos se perfila para cantar la música tradicional.
Una de las deficiencias del centro es la falta de más instrumentos como bombo, marimba y cununos. Pero actualmente los profesores y creadores ya gestionan la adquisición de materiales que esperan tener hasta marzo del 2018.
Gower Torres, presidente del Centro Raíces del Pacífico y encargado de la parte musical del lugar, asegura que aunque no es sencillo vivir de la cultura, se hacen esfuerzos para financiar todas las actividades programadas.