Durante las excavaciones se han encontrado figuras de cerámica que revelan influencias de otras regiones. Foto: Cortesía Ferrán Cabrero
Las difíciles condiciones geográficas y climáticas de la Amazonía no han sido obstáculo para científicos y exploradores que se han adentrado en este territorio buscando pistas sobre el origen y desarrollo de las poblaciones que han habitado estas tierras a lo largo de la historia.
Ferrán Cabrero es sociólogo, doctor en arqueología prehistórica, profesor investigador de la Universidad Estatal Amazónica y autor de ‘Arqueología amazónica en Ecuador, en Pastaza. Avances en una zona poco explorada’. En el artículo, publicado en la revista ‘Sathiri: sembrador’, traza una línea de revisión crítica sobre los inicios y desarrollo de la arqueología amazónica.
Cabrero trabaja sobre dos líneas de investigación, las cuáles arrojan resultados aparentemente contradictorios, pero que en su conjunto constituyen una base para la comprensión de un territorio extenso y aún poco explorado.
“Siempre se había pensado que la Amazonía era un territorio ‘virgen’, que no tenía mucha historia, cuyo poblamiento no era muy antiguo y se establecía a través de un modelo de pequeños grupos o bandas de cazadores y recolectores”, dice el autor refiriéndose a la teoría sostenida por Betty J. Meggers y Clifford Evans, que iniciaron sus trabajos en los años 50.
A partir del trabajo de estos investigadores arqueológicos de la Amazonía se estableció la primera secuencia cronológica para la zona, basada en análisis radiocarbónicos y comparación de estilos cerámicos.
Por la misma época, Donald Lathrap plantea otra hipótesis que considera a la Amazonía como “un territorio más antiguo de lo que pensamos, con poblaciones no solo pequeñas e itinerantes, sino extensas y permanentes y que ha sido un gran crisol para el surgimiento de grandes y complejas culturas”, dice Cabrero.
Hasta los años 70, el interés arqueológico se centró en la llamada América Nuclear, donde surgieron las ‘altas civilizaciones’ de los Incas, Mayas, y Aztecas, que habrían influenciado a otras culturas.
Pero Lathrap sugiere que la Amazonía no solo recibió influencias externas, sino que también fue cuna de complejas civilizaciones cuya influencia se expandió a otros territorios.
Cabrero explica que hay que replantear esta hipótesis a partir de los resultados de las últimas investigaciones, que sitúan los asentamiento de mayor antigüedad en los márgenes de la Amazonía y no en la zona central, como se suponía.
Aún quedan por esclarecer las condiciones, redes y formas de interacción entre los pueblos selváticos y los de las regiones andinas y costeras, así como ciertos aspectos sobre la organización social de las comunidades.
Interrogantes, dice Cabrero, que solo se pueden resolver con investigación, que depende del fortalecimiento de la legislación y la articulación institucional y profesional.