Por la vulnerabilidad de estos ecosistemas, quienes los visiten deben acatar con un conjunto de regulaciones que se advierten antes de ingresar a estos territorios. Foto: Fabián Maisanche / EL COMERCIO
En la Costa, Sierra, Amazonía y en Galápagos hay 56 espacios naturales que conforman el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) del país y que ocupan cerca del 20% del territorio de todo el Ecuador.
Cada uno de estos espacios es custodiado por guías, guardaparques y comuneros que cuidan páramos, selvas, bosques nublados, playas y reservas marinas.
Alguna de las áreas protegidas que reciben un alto flujo de visitantes son el Parque Nacional Galápagos, el Parque Nacional Machalilla, la Reserva de Santa Elena, el Parque Nacional Cotopaxi, el Parque Nacional El Cajas o el Parque Nacional Yasuní.
Por la vulnerabilidad de estos ecosistemas, quienes los visiten deben acatar con un conjunto de regulaciones que se advierten antes de ingresar a estos territorios. Como respaldo de estas normativas existe además un Reglamento Especial de Turismo en Áreas Naturales Protegidas, que fue firmado en enero del 2016, y permanece vigente.
El Ministerio del Ambiente difunde en su portal web un conjunto de regulaciones para tomar en cuenta cuando se visiten las áreas protegidas.
De entre los principales consejos están:
Respetar las recomendaciones que brindan los guardaparques y los horarios de ingreso de cada área.
Registrarse antes de entrar en los puestos de control establecidos (con cédula de identidad o pasaporte).
Caminar únicamente por los senderos marcados y permitidos.
Realizar fogatas, acampar y otras actividades únicamente en las zonas permitidas de cada área.
Está totalmente prohibido la caza de animales, el ingreso con armas y bebidas alcohólicas. Tampoco se puede atentar contra la flora del lugar, llevarse plantas, animales o restos geológicos.
No arrojar basura y traer de vuelta los desechos que cada visitante genere durante su estadía en el área protegida.
En el Parque Nacional Cotopaxi, por ejemplo, la mayoría de estas recomendaciones consta en una cartilla que reciben los turistas al ingresar a este espacio y que deben entregarla a su salida.
Francisco Núñez, administrador de esta área protegida, explica que allí tienen un plan de seguridad y contingencia para los visitantes. Entre las normas están no ingresar en estado etílico, no entrar con mascotas y respetar los límites de velocidad para la circulación vehicular. Este punto, agrega, es uno de los que más irrespetan los visitantes.
“La velocidad puede alterar a los animales y también provoca accidentes de tránsito”, señala Núñez. Al pasar el control norte del Parque y al recorrer un par de kilómetros hacia el interior, se puede circular máximo hasta en 60 km por hora. Ya en el interior del área protegida el límite máximo es 35 km por hora.
Quienes incumplen con estas normativas reciben llamados de atención por parte de los guardaparques y las sanciones respectivas que indique cada reglamento del lugar.