Tras el hallazgo de tres ejemplares muertos en trampas en la isla de Bioko, en el golfo de Guinea, fue posible por primera vez estudiar el ADN de este animal. Foto: Wikicommons
Rapidísima y tan difícil de seguirle el rastro como a un Pokémon: así es la misteriosa y escurridiza ardilla de cola escamosa sin patagio que tan intensamente busca un grupo de científicos estadounidenses en África y considerada una especie de fósil vivo.
Hasta ahora sólo se han hallado unos pocos ejemplares muertos de la Zenkerella insignis, que “podría definirse como un Pokémon que los científicos no han podido aún cazar vivo”, cuenta el profesor Erik Seiffert de la Universidad del Sur de California.
Tras el hallazgo de tres ejemplares muertos en trampas en la isla de Bioko, en el golfo de Guinea, fue posible por primera vez estudiar el ADN de este animal, señala el investigador en la publicación especializada PeerJ.
La ciencia mundial sólo cuenta en estos momentos con 14 ejemplares muertos del misterioso roedor de cola escamada, de cuyo modo de vida apenas se sabe nada. Los científicos compararon su ADN con el de otros roedores y concluyeron que está emparentado de lejos con dos pterominos o ardillas voladoras y también con un grupo de roedores prehistóricos, los Anamaluroidea, que ya existían hace 49 millones de años, señalan.
Este grupo de roedores puede escalar fácilmente los árboles gracias a su cola escamada. “Esta es la fascinante historia de la supervivencia“, señala Seiffert. La ardilla de cola escamada ha sobrevivido durante este inmenso periodo de tiempo con modificaciones mínimas, como muestra la comparación con hallazgos fósiles.
Por eso entre 5 400 mamíferos, la Zenkerella es considerada un fósil vivo junto a otras tres especies. Pero al mismo tiempo el ejemplar sigue arrojando numerosos misterios: habitantes de la zona central-occidental de África aseguran que como máximo entre una y dos de estas ardillas caen en sus trampas cada año, aunque su carne no es aprovechable.
El animal está activo por la noche y duerme en las copas de los árboles. En la isla de Bioko, en Guinea Ecuatorial, donde fueron hallados los tres ejemplares más recientes, los investigadores estadounidenses quieren ahora investigar la forma de vida del ágil “animal Pokémon“. Si es que lo atrapan.