La creación de las paredes de plástico es un proceso que lleva varios minutos. Fotos: Juan Carlos Pérez / El Comercio
Plástico de embalaje enrollado entre dos árboles se convierte en una pared para los amantes del grafiti. Con aerosol de distintos colores pueden plasmar sus ideas, ya sean palabras o imágenes.
Esta es una nueva tendencia que despierta el interés de quienes practican este arte en Santo Domingo. Por lo general sus obras están inspiradas en la naturaleza: aves, paisajes, formas. Utilizan alrededor de 10 latas de aerosol para que sea colorido y dar realce a su obra.
Los parques han sido el punto de inspiración para los jóvenes santodomingueños. Por ejemplo, José Quiñónez, grafitero desde hace 15 años, practica esta nueva tendencia porque es una forma de convivir con la naturaleza. Asegura que la mayoría de sus compañeros lo hace cuando quiere separarse de la “bulla urbana”, del ruido de los vehículos y de la gente que vive “acelerada” por sus ocupaciones en la ciudad.
De forma individual o en grupos deciden ir a los parques. Gustan de estos espacios porque les brinda tranquilidad. Para Quiñónez “no hay nada como el silencio o solamente escuchar a las aves y las hojas de los árboles moviéndose”.
Cuando están tristes, indignados o felices, ellos realizan ilustraciones para expresar sus sentimientos. Así plasman sus emociones sin dañar al medioambiente y ofrecen algo decorativo a estos sitios.
Los grafiteros están organizados. Alrededor de 10 personas conforman los dos grupos de la ciudad. Los sitios más visitados por esta cultura urbana son: el Parque de la Juventud, Parque Lineal y el Intergeneracional o Bombolí. Hay quienes son independientes.
Esta tendencia nació hace tres meses por la falta de lugares para los integrantes. Ellos cuentan con el apoyo del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) en su departamento MIESpacio Juvenil.
La práctica sobre plástico de embalaje les permite evitarse sanciones por pintar en espacios no permitidos, como paredes de viviendas, edificios públicos, entre otros. El artículo 393 del Código Orgánico Integral Penal (COIP) estipula que la sanción para quienes “dañen el ornato de la ciudad o de la propiedad privada con pinturas, gráficos, frases o cualquier otra manifestación, en lugares no autorizados” puede ser de uno a cinco días de prisión. Además de la privación de libertad, el infractor deberá reparar los daños que causó. Esta normativa está vigente desde el 10 de agosto del 2014.
En Santo Domingo los grafiteros organizados luchan hace seis años por obtener áreas en las paredes, pero desde que Quiñónez recuerda, han tenido que soportar que la gente crea que son delincuentes. Hace dos años tienen más apertura para sus grafitis.
Según José Aguilar, director del Departamento de Arte y Cultura del Municipio, en la actualidad quienes realizan arte urbano cuentan con más espacios. “Estamos realizando proyectos con las demás instituciones culturales para que todos los artistas, incluyendo a los grafiteros, puedan realizar exposiciones”, dice.
Las jornadas para los grandes murales las hacen cada dos meses. Se reúnen grafiteros e integrantes de otros grupos sociales, como la Juventud Comunista, Frente de Voluntariado o la Red de Estudiantes Secundarios de Santo Domingo.
Para Geomara Rodríguez, presidenta de la Asociación Cristiana de Jóvenes (ACJ), de Santo Domingo, está bien que los jóvenes quieran expresar sus ideas, pero cree que debe ser en espacios permitidos.
Los grafiteros esperan el respeto de la comunidad para esta nueva tendencia sobre plásticos de embalaje, ya que desean que la ciudadanía no destruya sus obras. “ Los materiales son más frágiles y queremos conservarlos”, finaliza Quiñónez.