Este grupo de ceibos resalta en medio de la ciudadela Samanes, ubicada en el norte de Guayaquil.
Los árboles embellecen a Guayaquil de distinta manera, según los meses del año. En algunos parques y estaciones de la urbe crecen los ceibos de gran tamaño. Resisten al tiempo, impresionan a los transeúntes por sus dimensiones y se niegan a extinguirse.
Durante los meses de lluvias, el jacarandá impone su color lila y atrae las miradas citadinas. En el norte suelen encontrarse árboles de Fernán Sánchez, de cuyas ramas se desprenden semillas como pequeños helicópteros. Especies introducidas y otras endémicas dan sombra a los guayaquileños cuando el sol golpea.
Esta gráfica se realizó a lo largo del mes de noviembre, en distintos lugares de la ciudad.
Este tronco está en el sector de Samanes 1 y ha sido convertido en un altar a la Santa Narcisa de Jesús.
Estos árboles en la Avenida Teodoro Alvarado se denominan Lluvia de oro por sus flores amarillas.
Una fila de árboles ornamentales divide la Avenida de las Américas y da sombra a los conductores.
Este gran árbol de Jacarandá florece cada invierno, en la Avenida Domingo Comín, ubicada en el sur.
Esta vivienda tiene un gran ceibo en su jardín. Este árbol endémico se encuentra al norte de Guayaquil.