Juventud, redes y statu quo

Está en cartelera la película ‘Maze Runner’. Este mismo año se vio ‘Divergente’ y en poco más de un mes se estrenará la tercera parte de ‘Los Juegos del Hambre’. Las tres películas tienen decenas de puntos de coincidencia.

El primero: son basadas en ‘best sellers’- de consumo juvenil y Hollywood se apropia de ese éxito para crear nuevos públicos. Sin embargo, el contenido de estos libros y películas permiten abrir una ventana de análisis.

Los jóvenes, por suerte, son los que buscan romper el statu quo y se enfrentan al poder; a un Estado autocrático, abusivo, manipulador de la tecnología y de los medios. Esta serie de libros y películas apareció durante y después de la crisis en EE.UU. y todos muestran a una sociedad postapocalíptica, es decir la humanidad ya casi se destruyó. Los que sobrevivieron formaron gobiernos que con el discurso de mejorar las condiciones de vida son autocráticos.

La debilidad de esos gobiernos es menospreciar a los jóvenes. En el mundo real la tecnología -las redes sociales- ha materializado el concepto de la comunidad: comunidad de tuiteros, ‘facebookeros’, ‘instagrameros’... y, además, subdivididas en temáticas de debate y de gustos que pudieran no ser interesantes (o preocupantes) para el poder; pero ahí hay ideas.

Un tuit ya ha detonado protestas en África y Asia. En la ciencia ficción de estas historias juveniles los medios ayudan al poder a crear el espectáculo para engañar a la sociedad; en el mundo actual la Internet es la fuente de comunicación y por eso gobiernos de la región ya tienen discursos que apuntan a los “jóvenes de mi patria”.

Pero en la tecnología todo va más rápido, o al menos así se siente. El debate en las redes sociales está más escondido y reina la superficialidad, pareciera -como en la ciencia ficción- que los gobernantes contribuyen a debilitar los lugares donde pudieran aparecer otras ideas y el público se ha conformado con lo que en la Internet encuentra.

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