Al día siguiente de una fiesta, Mario Silva siente dolor de cabeza intenso, malestar en todo el cuerpo y mucha sed. Tiene resaca.
Para quitar el dolor, este joven de 24 años se toma un analgésico y luego de 30 minutos se siente como nuevo. El siguiente fin de semana repite la dosis para aliviar el ‘chuchaqui’. Pero para el reumatólogo Iván Moreno, del Hospital Militar, es delicado que un paciente se automedique para cualquier tipo de dolencia.
Esto involuntariamente puede generar efectos colaterales en su organismo. “Al hacer esto constantemente, la persona pone en riesgo otros órganos que ya pueden estar delicados”, dice el especialista quien realiza tratamientos para el dolor.
Además, Moreno alerta que un medicamento de venta libre (que se consiguen en cualquier farmacia) alivia el dolor hasta cierto límite, pues en ocasiones las molestias siguen y ahí es mejor visitar un médico.
Ese fue el caso de Leonardo Díaz, de 38 años. Después de sufrir un golpe en el pecho se tomó antiinflamatorios por dos ocasiones, pero la molestia no cedió. El médico al que acudió después le diagnosticó una inflamación muscular que aparte de la medicación requería fisioterapias.
En la Clínica del Dolor del Hospital Metropolitano, uno de los seis lugares especializados en este tipo de tratamientos en Quito, es frecuente que lleguen pacientes con efectos adversos, debido al consumo constante de analgésicos o por no acudir oportunamente a una consulta médica.
De los 40 pacientes que ingresan a la semana, el 30% sufre complicaciones severas por la automedicación o por tratarse mal una dolencia. Por ejemplo, para el dolor de cabeza constante toman acetaminofen. Pero existen casos en que el dolor es producido por una migraña u otras enfermedades graves, que necesitan de diagnóstico previo y de otro tipo de tratamiento.
Estas personas, al usar de forma constante el medicamento, según Esteban Reyes, médico de esta clínica, generan problemas cerebrales, cardiovasculares, coronarios, renales y hepáticos.
Las consecuencias podrían ser incluso mortales en el caso de que un paciente que se automedica de forma constante, con ciertos fármacos, sufra del corazón.
Los analgésicos, antiinflamatorios y antipiréticos mal usados en dolores musculares, del oído o garganta también pueden ocasionar problemas gastrointestinales.
Quienes sufren de gastritis no deben consumir medicamentos de venta libre, recomiendan los médicos consultados. Eso se debe, según los especialistas, a que con ellos se empeoraría la enfermedad irritando más el esófago y el estómago y produciendo finalmente una úlcera.
En gripes o dolencias de la garganta y cuyos malestares superen los siete días es recomendable pedir un diagnóstico. Esto debido a que se puede tratar de laringitis, faringitis o neumonía.
Respecto a los dolores estomacales es importante diferenciar cuándo es un cólico o no, pues si el dolor persiste pueden estar involucrados otros órganos, como el páncreas y el apéndice.
Para malestares estomacales leves, comer algo de comida o beber algo de leche antes de tomar el analgésico puede ayudar.
Si los cólicos menstruales son constantes y el consumo del fármaco no tuvo mayor efecto, es necesario un chequeo profesional, pues podría tratarse de quistes u otros problemas uterinos.
En el caso de que ya esté ingiriendo medicamentos con acetaminofen no se aconseja tomar otra pastilla que contenga el mismo componente químico. La ingesta de alcohol y acetaminofen también causa problemas, sobre todo al hígado y al riñón.
Moreno aconseja evitar el consumo de bebidas alcohólicas, cuando esté tomando medicina.
Para evitar el uso de pastillas, Reyes comenta que hay otros mecanismos que un paciente puede utilizar para aliviar dolencias.
La acupuntura, la terapia neural, el reiki, etc., minimizan malestares comunes y evitan otras enfermedades. De acuerdo con un estudio nacional sobre consultas médicas, el 40% de los pacientes acude a la medicina natural u homeopática.
Aunque para Reyes “no todos los pacientes requieren los mismos tratamientos. Cada paciente debe ser individualizado para poder ser tratado adecuadamente y sobre todo, cuando el dolor es la parte predominante, sin fármacos no se puede controlar”.