En Italia, un estudio señala que 30% de parejas tiene problemas. Foto: Freepik
La pandemia nos ha puesto frente a un escenario muy peculiar en la historia moderna. Cuando ya nos habíamos acostumbrado a ver que hombres y mujeres por igual salgan de sus casas para trabajar y generar sus propios ingresos, la crisis sanitaria ha obligado a miles de personas a encerrarse en sus hogares y convivir por más tiempo del que hubiesen podido imaginar.
El confinamiento, además de ser una medida sanitaria para contener la expansión del covid-19, también ha resultado una suerte de experimento social, para conocer la capacidad del ser humano de convivir largos períodos con un mismo grupo de personas. Y en este proceso, muchas parejas se han enfrentado al hecho de estar realmente juntas.
A lo largo de este primer año de confinamiento a escala global, varios estudios han puesto énfasis en los efectos de esta medida en la salud sexual y psicológica de las parejas. Tan solo en la plataforma académica de Google aparecen más de 3 000 investigaciones relacionadas con esta situación, lo cual es un indicador de que como sociedad nos enfrentamos a una nueva realidad en la cual el concepto de convivencia requiere ser analizado a profundidad.
Paula Pietromonaco es una de las investigadoras que ha puesto énfasis en esta nueva normalidad en la pareja. En un trabajo liderado por ella y publicado en la revista American Psychologist, la psicóloga señala que el estrés externo relacionado con el covid-19 tiene una incidencia en el aumento de los procesos diádicos dañinos (hostilidad, retraimiento, apoyo menos receptivo) en parejas que ya mostraban signos de inestabilidad.
“Es probable que estos efectos dañinos se vean exacerbados por el contexto preexistente más amplio en el que se sitúan las relaciones de las parejas (por ejemplo, clase social, condición de minoría, edad) y sus vulnerabilidades individuales (por ejemplo, inseguridad en el apego, depresión)”, señala la investigadora.
En muy poco tiempo, muchas parejas pasaron de una convivencia de pocas horas (básicamente dormir juntos y hacer alguna que otra cosa en casa), a pasar casi todo el día acompañados. Y esto, claro, es una situación para la cual todavía desarrollamos mecanismos de respuesta.
En la mayoría de investigaciones relacionadas con la vida en pareja durante la pandemia se menciona al estrés como uno de los efectos de esta situación. Ya sea la falta de dinero, los problemas del hogar y hasta la inseguridad por las medidas sanitarias, en varios casos este se ha manifestado como un constante desafío para el bienestar individual, provocando una falta de interés por la situación del otro, violencia entre ambos e, incluso, falta de apetito sexual. Esto, a la postre, mina el camino del diálogo en la relación, uno de los fundamentos de las teorías de las relaciones sentimentales.
Este experimento social en torno a las parejas ya da sus primeros resultados. En países como el Reino Unido, Estados Unidos o China se ha visto un crecimiento del 35% en promedio en la tasa de divorcios entre julio y octubre del 2020, respecto del 2019. Una de las cuestiones que intrigan a los investigadores sobre las parejas heterosexuales es la toma de decisiones por la parte de las mujeres, quienes han sido las que más solicitan este recurso legal para separarse de sus convivientes.
De acuerdo con una investigación desarrollada por las universidades de Oxford, Cambridge y Zúrich, entre marzo y abril pasados, cuando la mayoría de países enfrentaban confinamientos extremos, demostró que las mujeres eran quienes atravesaban por cuadros más intensos de estrés en la pareja. La combinación del teletrabajo y las responsabilidades continuas en el cuidado familiar ha llevado, según los académicos, a que ellas tomen la iniciativa de divorciarse por falta de apoyo en casa.
En este proceso de cambios en la vida de la pareja ha crecido el interés en estudiar modelos de vulnerabilidad al estrés. En este proceso se analizan tres elementos que pueden ayudar a ambos a sobrellevar situaciones como el confinamiento: las vulnerabilidades de cada uno en la relación; los factores estresores; las adaptaciones frente a los hechos. En conjunto, esta es una de las respuestas con mayor popularidad entre los especialistas para ayudar en las terapias.
Otro de los campos de interés para entender cómo se desarrolla la vida en pareja en estos tiempos está enfocado en las relaciones íntimas. Si bien vamos más de un año conviviendo con esta enfermedad, los estudios más actuales sostienen que evidentemente hay un cambio en la comprensión sobre el sexo entre estas personas. Una muestra de esto es el estudio desarrollado por François Peinado Ibarra, en el cual se muestra que la monotonía del acompañamiento continuo, por ejemplo, ha implicado un aumento del consumo de pornografía con la finalidad de separarse momentánea y mentalmente de la persona con la que se vive diariamente.
Una pandemia como esta ha cambiado el concepto de la vida en pareja. Para muchos investigadores ya no solo se trata de analizar patrones, sino de descubrir nuevos paradigmas.