Tungurahua, el agua se protege en Pasa

Los técnicos revisan las grandes almohadillas que ayudan en la retención del agua en las temporadas de estiaje.

Los técnicos revisan las grandes almohadillas que ayudan en la retención del agua en las temporadas de estiaje.

Los pequeños riachuelos alimentan los grandes embalses de la provincia. Foto: Raúl Díaz para EL COMERCIO

La tierra húmeda, producto de las fuertes lluvias de los últimos días, impide pisar firme en el inmenso bosque de polylepis que cubre una parte del extenso páramo de la parroquia Pasa.

Un grupo de técnicos y comuneros caminan despacio para evitar resbalar por esta gigante reserva de agua, donde silenciosamente crecen una infinidad de diminutas especies de plantas, insectos, aves, anfibios y mamíferos.

Esta reserva se localiza a 15 kilómetros de la ciudad de Ambato, Tungurahua. El abundante pajonal, pingüica, yagual y otras especies de árboles son el reducto de venados, lobos de páramo y otros. También de plantas medicinales como la chuquiragua y el sulfo o sulfillo, como conocen los indígenas a esta hierba de fragante olor y de hojas pequeñas, que sirve para curar el dolor de estómago.

Los técnicos revisan las grandes almohadillas que ayudan en la retención del agua en las temporadas de estiaje. Foto: Raúl Díaz para EL COMERCIO

Los grandes y frondosos árboles de polylepis tienen entre 100 y 200 años. También en la zona abundan los curiquingues que vuelan libremente por las 2 400 hectáreas que protegen las comunidades de esta parroquia.

El inmenso bosque se extiende hasta los límites de Cotopaxi y de Quisapincha, localizados a más de 4 200 metros de altura sobre el nivel del mar. César de la Cruz, teniente político y exdirigente de los cabildos, acompaña a los técnicos Amado Martínez, de la institución CESA, y a Elena López, del Consejo Provincial de Tungurahua. Comenta que este sitio, la mayoría de los meses del año permanece nublado y las lluvias abundan. Esto alimenta a pequeños riachuelos que más abajo son utilizados para el riego y el consumo de las comunidades como la Asociación Chillipata, Mogato, Llullaló Mogato, Tiliví, El Lirio y Cuatro Esquinas.

Las autoridades y los técnicos del Cesa y del Consejo Provincial de Tungurahua efectuaron un recorrido para verificar el estado de conservación de los páramos de Pasa. Foto: Raúl Díaz para EL COMERCIO

En cada paso, los zapatos se hunden. Es como pisar en una esponja húmeda cubierta de vegetación e inestable. Amado Martínez, especialista del Cesa, durante 20 años ha trabajado en la capacitación de las organizaciones para evitar las quemas, pastoreo del ganado vacuno y caballar, que aún hay en la zona, pero en menor escala. Antes había 1 500 animales, pero ahora hay menos de 300.

Las 2 400 hectáreas son parte de los proyectos Socio Bosque y del Fondo de Páramos de la Prefectura. Martínez recuerda que fue duro convencer en el 2009 a la gente que deje de quemar los pajonales y que saque a los animales de la zona.

En los árboles centenarios de polylepis crecen pequeñas variedades de plantas y musgos que retienen el agua. Foto: Raúl Díaz para EL COMERCIO

Los proyectos de capacitación y conservación hicieron que la gente se convenciera y comenzara a trabajar en la conservación de esta área comunal de la Sierra.

“Los habitantes de Pasa siempre han tenido problemas de abastecimiento de agua, pero ahora con el cuidado de los páramos hemos logrado recuperar y mantener el caudal del agua de 500 litros por segundo”, indica Martínez.

El proyecto Fondos de Páramo del Consejo Provincial de Tungurahua ayuda a que las comunidades protejan el páramo para contar con agua para el riego y el consumo. Foto: Raúl Díaz para EL COMERCIO

Con los dineros que reciben tanto del Socio Bosque y del Fondo de Páramos lograron iniciar la implementación de varios proyectos productivos en las ocho comunidades. Instalaron una vaquería con 55 vacunos de raza. Además, instalaron un centro de acopio para el almacenamiento y el enfriamiento de 120 litros de leche diarios. Además, compran a los productores locales.

Para Elena López, técnica del Consejo Provincial de Tungurahua, como forma de incentivo recibieron pastos mejorados y animales menores para que cuenten con recursos económicos para que el páramo se recupere óptimamente.

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