El manglar es uno de los ecosistemas más importantes para la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, la tala, la explotación de las especies que alberga y la expansión de las zonas urbanas ha ocasionado la desaparición del 20% de estos bosques en 40 años.
Tras el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), la situación actual de los manglares cobra aún más relevancia.
Estos bosques son los encargados de proteger las zonas costeras de inundaciones, ya que actúan como una barrera natural ante el aumento del nivel del mar. Las conclusiones del IPCC revelan que, si la situación continúa como hasta el momento, en el año 2100 el nivel de los océanos aumentará 48 cm o incluso 56 cm.
Si los manglares siguen desapareciendo, las costas serán más vulnerables a todos estos efectos. Además, estos ecosistemas tienen la capacidad de absorber grandes cantidades de carbono.
Indira Nolivos Álvarez, investigadora de la Facultad de Ingeniería Marítima y Ciencias del Mar de la Escuela Superior Politécnica del Litoral, explica que la pérdida de un 20% de los manglares es alta si se consideran todos los servicios que estos brindan.
Además de aportar a la lucha contra el cambio climático, son el hogar de cangrejos y conchas, que son una de las principales fuentes de ingresos de las comunidades.
Una investigación del Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente revela que cada hectárea de manglar en el mundo tiene un valor estimado de USD 33 000 o hasta USD 57 000 por año.
Nolivos, quien también es parte del Centro de Agua y Desarrollo Sustentable, dice que las últimas proyecciones del incremento del nivel del mar, y el potencial impacto que esto tendría en ciudades grandes como Guayaquil, resalta la necesidad de aumentar los esfuerzos por la conservación de manglares.
En Ecuador se estima que existen más 161 000 hectáreas (ha )de estos bosques. Todos los manglares están categorizados como ecosistemas frágiles, de acuerdo con el artículo 406 de la Constitución.
En décadas anteriores, su principal amenaza fue la expansión de la producción acuícola, especialmente de camarones. A pesar de esto, Nolivos dice que la cobertura de manglar en el golfo de Guayaquil se mantiene en buenos niveles, pero es necesario invertir en control y vigilancia.
Ángel Hualpa Erazo, coordinador del grupo Green Jewel, explica que uno de los principales problemas en el país es que estos bosques están fragmentados. Además, aún existen personas que no respetan las tallas mínimas de captura ni las vedas de los cangrejos, lo que genera un desequilibrio en todo el ecosistema.
El grupo Green Jewel se dedica justamente a trabajar con las comunidades de El Oro, para promover la conservación de estos bosques. También fomenta el turismo. El 2004 se creó la Ruta del Manglar, que poco a poco ha ido creciendo.
La ruta se inicia en la Reserva Ecológica Arenillas, pasa por Hualtaco, los conchales de isla Seca, la comunidad de Costa Rica, la comuna de San Gregorio y termina en la playa. La idea es promocionar los emprendimientos locales, para que todos se involucren en el cuidado de la zona.
Según el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica, los Acuerdos de Uso Sostenible y Custodia del Ecosistema de Manglar son parte de la estrategia emblemática del país para la conservación de estos bosques.
Los acuerdos se otorgan a comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades. Hasta el momento se han entregado 61 acuerdos que protegen 72 108,36 ha.
Además, se lleva a cabo el programa Socio Manglar, con el cual se conservan 34 967,94 ha, distribuidas en Guayas, El Oro y Manabí. En esta iniciativa se registran más de 15 emprendimientos relacionados con cangrejo, concha, miel y plántulas de manglar.