Imbabura: el trueque es un aliado de las semillas

El cantón tiene una variedad de climas que van del frío al subtropical. Foto: EL COMERCIO

El cantón tiene una variedad de climas que van del frío al subtropical. Foto: EL COMERCIO

El cantón tiene una variedad de climas que van del frío al subtropical. Foto: EL COMERCIO

Cotacachi es el cantón de Imbabura donde se conserva la mayor cantidad de semillas alimenticias de la provincia de los lagos.
Solamente hablando de maíz, en esta localidad se puede encontrar 12 de las 17 razas que existen en la región andina, según datos del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap).

En esta zona, además, se produce una amplia diversidad de fréjol. Se han identificado 150 especies de este alimento que no puede faltar en la mesa de los imbabureños.

Pero también hay variedad de otros granos, además de tubérculos y frutos, explica José Antonio Anrrango, campesino de Cumbas Conde, una de las 45 comunidades indígenas de esta jurisdicción, rodeada de montañas verdes.

La mayoría de semillas provienen de chacras de pequeños productores, comenta Alfonso Morales, presidente de la Unión de Organizaciones Campesinas e Indígenas de Cotacachi (Unorcac). “Son cultivos que priorizan la alimentación de las familias, antes que el mercado, como sucede en otras zonas”, señala.

Eso ha frenado lo que los expertos denominan erosión genética, que provoca la pérdida de alimentos, que tiene poco interés comercial.

Sin embargo, en Cotacachi los kichwas han logrado mantener una gran agrodiversidad, gracias al intercambio de semillas que acostumbran realizar con el excedente.

“Los pueblos originarios y campesinos del país han sido los encargados de cuidar, adaptar, mantener y multiplicar las semillas. Es una tarea de miles de años”. Así señala Eduar Pinzón, miembro del colectivo Agroecológico del Ecuador y del Movimiento de Economía Social y Solidaria.

En Cotacachi, uno de los encargados de conservar las semillas es Anrrango, que cultiva 99 clases de productos andinos en 1,5 hectáreas que posee. El campesino de 46 años de edad desgrana las mazorcas de maíz que se secan al sol, en el patio de su casa.

En la tarea le ayudan Ermelinda Gualsaquí, su esposa, y las seis hijas de la pareja. Este tipo de actividades une a la familia, que entre risas realizan las labores aprovechando los últimos rayos del sol.

Los colores amarillo, rojo, café y negro, entre otros, de los granos de maíz y de fréjol, parecían haber copiado los tonos del arco iris.

Hasta hace tres años, Anrrango fue promotor agrícola de la Unorcac. Ahí adquirió conocimientos en cursos y talleres. Eso, más la experiencia de labrar a diario el campo, le ha permitido ampliar el número de semillas y mantener a su familia con sus labores diarias en la chacra.

Anrrango es una especialista. Comenta que el maíz blanco sirve para hacer mote, el chaucha para tostado y el negro se utiliza como medicina.

El potencial de Cotacachi, que ratifica a Ecuador como país magadiverso, se ha mantenido a flote gracias al trueque de semillas que sigue vigente.

Esta actividad tiene su máxima expresión en el Muyu Raymi (Feria de Semillas, en español), que se realiza cada agosto, desde hace 15 años, previo a la siembra en la zona andina, prevista para septiembre. Se trata de una iniciativa que impulsa la Unorcac, el Municipio de Cotacachi y el Iniap.

La última cita congregó, hace un par de meses, a 200 campesinos de Imbabura, Pichincha, Cotopaxi, Chimborazo, Carchi, etc., que llegaron con sus mejores semillas para la exhibición que se realizó en el parque matriz del cantón.

Ahí fue posible ver productos como: arveja, chocho, lenteja, haba, quinua y amaranto. También zapallo, sambo, ají, achogchas y tubérculos como la papa chaucha, zanahoria blanca, oca, camote, melloco y mashua, entre otros productos casi desconocidos en las ciudades.

Las frutas de producción local como el chigualcán, uvilla, mortiño, taxo, mora, tomate de árbol se exhibieron para los visitantes. La amplia variedad incluyó además plantas medicinales.

Para los campesinos fue una oportunidad de adquirir nuevas semillas; mientras que para los técnicos e investigadores, una alternativa para identificar alimentos que se creían desaparecidos de los campos.

Ferias como estas, organizadas en diferentes rincones del país, han permitido recolectar infinidad de semillas que se conservan en los bancos de germoplasmas.

Sin embargo, para Morales lo mejor es que estén útiles rotando en ciclos agrícolas de los campos del país.

Este potencial de Cotacachi, incluso, ha permitido desarrollar proyectos como el denominado: Conservación complementaria y uso sostenible de cultivos subutilizados en Ecuador, que unió a varias instituciones internacionales.

Ese esfuerzo de campesinos y estudiosos quedó plasmado en el Catálogo de agrodiversidad del cantón Cotacachi.

Ahí se describe que cada tipo de maíz tiene su propia personalidad. Se les identifica tomando en cuenta la forma de la mazorca, el color del grano y la tuza . La mazorca del Yana Chaucha Sara, por ejemplo, es de forma cilíndrica, el grano es de negro y puntiagudo y la tuza tiene color rojo.

Por lo pronto, las semillas están listas para volver a tierra.

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