Las ciudades deben implementar espacios verdes para disminuir el impacto de la emisión de gases. Foto: EFE
Las acciones que se lleven a cabo en el 2021 serán decisivas en la lucha contra el cambio climático. Durante este año, la recuperación económica pos-covid-19 marcará el camino para el cumplimiento de las metas del Acuerdo de París.
El reciente Informe sobre la Brecha de Emisiones 2020 del Programa de Naciones Unidas para el Ambiente muestra que la aplicación de medidas sostenibles podría reducir hasta en un 25% las emisiones de gases de efecto invernadero previstas para el 2030.
En un inicio, la llegada de la pandemia fue vista como un alivio para el ambiente. Las medidas para prevenir los contagios lograron que los niveles de contaminación disminuyeran, sobre todo durante la cuarentena. No obstante, estas medidas representaron solo un descanso temporal para el aire de las ciudades, ya que las concentraciones de gases han continuado en aumento.
René Parra, docente de la carrera de Ingeniería Ambiental de la Universidad San Francisco de Quito, considera que las restricciones aplicadas dejaron lecciones que deben ser aprovechadas para establecer nuevos esquemas para las actividades socioeconómicas, que eviten los desplazamientos innecesarios.
El informe de la ONU revela que, para lograr una disminución sustancial de los gases de efecto invernadero para el 2030, los países deben considerar a la pos-pandemia como una oportunidad para promover la descarbonización.
De esta forma, las emisiones mundiales se situarían en 44 gigatolenadas de CO2 equivalente para el 2030. Es decir, 15 GtCO2eq menos que los valores previstos para ese año.
Si los países recurren al crecimiento económico con tasas de descarbonización reducidas, se prevé que el declive de las emisiones mundiales será de apenas 1,5 GtCO2eq.
María Amparo Albán, fundadora del Instituto Interamericano de Justicia y Sostenibilidad, apunta que la recuperación económica no necesariamente debe significar un retraso de las metas ambientales, ya que todo depende del tipo de actividades productivas que se reactiven. Una de los objetivos más importantes, explica, es recuperar las cadenas agroalimentarias.
Esto implica tener zonas agrícolas definidas, en las que se apliquen prácticas sostenibles y los productos puedan ser certificados como libres de deforestación.
Para esto, también se debe invertir en diferentes tecnologías que permitan demostrar que los cultivos son ambientalmente responsables.
El cambio en las dinámicas de transporte y energía en las grandes ciudades es otro de los objetivos. Albán dice que el sistema debe dejar su dependencia en el diésel, como se plantea en la Contribución Nacional Determinada (NDC) de Ecuador.
Humberto Re, subsecretario de Cambio Climático del Ministerio del Ambiente y Agua, explica que durante este 2020 se trabajó en el plan de implementación de la NDC o de las acciones que Ecuador llevará a cabo para cumplir con el Acuerdo de París. Estas se empezarán a aplicar desde el 2021 hasta el 2025, cuando se debe evaluar la situación.
El objetivo es trabajar en mitigación en los sectores de Energía, Residuos, Agricultura y Procesos Industriales para reducir el 9% de las emisiones que se prevén para el 2025.
Con la ayuda externa, el porcentaje podría subir a 21%. Rea afirma que se está preparando un diagnóstico sobre la influencia de la pandemia en la implementación de la NDC.