La pesca ilegal, la sobreexplotación y la contaminación de los mares son algunos de los problemas que pueden poner en riesgo a las especies. Foto: Cortesía
Consumir especies marinas en la época de veda o la falta de interés por el origen del pescado que llega hasta los platos de comida son algunas de las prácticas que, además de afectar a la biodiversidad, pueden conducir a la escasez de los recursos marinos.
Estas acciones se relacionan con la pesca ilegal y la explotación de forma irresponsable, que son algunos de los problemas que están poniendo en riesgo a las poblaciones de estas especies en el mundo. Actualmente, la sobrepesca afecta al 33% de los recursos marinos del planeta. A esto se suma la contaminación de los mares, que cada vez ocasiona más muertes de estos animales.
Aldo García, representante adjunto del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), explica que en las últimas décadas se ha incrementado la presión en los medios acuáticos por el aumento de la demanda de alimentos. En el mundo, dice, hay tres billones de personas que dependen directamente de la pesca para subsistir. Por esto se buscan alternativas para una práctica sostenible.
Para Ecuador, este es un tema central, ya que es uno de los 25 productores mundiales y tiene una ubicación geográfica que permite que exista una gran riqueza de estos recursos.
Bruno Leone, presidente de la Cámara Nacional de Pesquería (CNP), explica que en el país hay dos grandes subsectores . El primero es la pesca del atún, que representa el 80%, y el segundo es el de los pelágicos pequeños.
Leone cuenta que en este momento hay cinco grupos empresariales que están trabajando en un proyecto de mejoramiento pesquero para buscar la certificación MSC, que esperan obtenerla el próximo año. Esto demanda un conjunto de acciones de buenas prácticas y pesca responsable. La idea es que una vez que se alcance la certificación, estos estándares puedan ser replicados por la flota del Ecuador.
Para Leone, es necesario que las personas comprendan que se debe trabajar ordenadamente, cuidar los ‘stocks’ en el mar, utilizar las artes de pesca indicadas y respetar los límites establecidos para esta práctica, para poder asegurar el recurso y el trabajo en el futuro.
La CNP junto con el Instituto Nacional de Pesca han realizado tres cruceros de prospección desde el 2017 para tener información técnica y dar sugerencias a las autoridades para mejorar las medidas.
En el 2018 se realizaron las evaluaciones en marzo y en noviembre. Leone explica que los resultados muestran que, en el 2012 la biomasa en las costas ecuatorianas estaba en alrededor de 400 000 toneladas y ahora alcanza el millón y medio de toneladas. “Esto quiere decir que las medidas de ordenamiento están dando resultados, pero falta mucho por hacer”, dice.
Pilar Solis Cuello, directora encargada del Instituto Nacional de Pesca, señala que el último crucero permitió ampliar la veda a 15 días más, porque los resultados demostraron que las especies todavía necesitaban realizar su desove. Estas son algunas acciones que permiten asegurar la conservación de los recursos en el mar.
García explica que el PNUD está llevando a cabo dos proyectos para fomentar la pesca sostenible en el país. En el primero, llamado Cadenas Mundiales Sostenibles de Productos , participan también Costa Rica, Filipinas e Indonesia. En el país se inició en el 2017 y la meta es lograr la explotación sostenible de atún, pez dorado y peces pelágicos pequeños, a través de distintos métodos que técnicamente se ha determinado que no dañan a la reproducción de la especies.
El segundo proyecto, Iniciativas Pesquerías Costeras, es binacional y trabaja en la pesca del pez dorado y las pesquerías que se encuentran en el manglar, como la concha prieta y el cangrejo. Una de las estrategias es la concesión de una parte del manglar, para que las comunidades locales monitoreen las especies. García dice que a las prácticas sostenibles se deben sumar sistemas de trazabilidad para combatir la pesca ilegal.