El joven ejemplar de la especie Mirounga leonina llegó hasta el recinto El Cóndor, en Yaguachi. Se calcula que desde el mar recorrió 168 kilómetros. Mapa: Cortesía Subsecretaría de Gestión Marina y Costera
El elefante marino que apareció inusualmente en una zona rural de Guayas recorrió unos 7 kilómetros desde el río Milagro hasta el puente del ferrocarril en el cantón Yaguachi. El animal, de unas cinco toneladas de peso, fue visto allí por última vez la noche del lunes 23 de octubre del 2017.
“Desde ahí se ha estado haciendo la vigilancia vía fluvial, esperando que el animal pueda salir, observarlo en superficie y asegurar que va aguas abajo”, indicó el biólogo Nelson Zambrano, subsecretario de Gestión Marina y Costera.
Técnicos del Ministerio del Ambiente y de la Armada del Ecuador monitorean ese punto y han organizado recorridos en lancha hasta el río Babahoyo, cerca de la Terminal Terrestre de Guayaquil. Los expertos optaron por dejar que el animal busque la salida hacia el Golfo de Guayaquil por su propia cuenta.
El elefante marino no es una especie propia de Ecuador, aunque se han reportado avistamientos excepcionales en zonas costeras en 1998 y en el 2002. Foto: Twitter / @Ambiente_Ec
El joven ejemplar de la especie Mirounga leonina llegó hasta el recinto El Cóndor, en Yaguachi. Se calcula que desde el mar recorrió 168 kilómetros. “Se presume que llegó por corrientes marinas”, explicó el subsecretario.
El elefante marino no es una especie propia de Ecuador, aunque se han reportado avistamientos excepcionales en zonas costeras en 1998 y en el 2002. El biólogo Zambrano indicó que su hábitat está en las frías aguas del sur de Chile y Argentina, a unos 6 000 kilómetros de distancia desde las costas ecuatorianas.
“Ahora tenemos la influencia de la corriente fría de Humboldt, que viene del sur. Seguramente, pudo haber sido la vía para que el animal llegue a nuestras costas”, dijo el subsecretario.
Por su gran tamaño y fuerza, el elefante marino causó sorpresa entre los habitantes del área rural de Yaguachi y Milagro. Zambrano indicó que, tras la alerta emitida la madrugada del lunes, coordinaron la identificación de la especie, verificaron que estuviera en buenas condiciones de salud y evitaron que las personas que se aglomeraron a su alrededor le causaran estrés.
“Entre los pasos que nos recomendaron varios expertos es que el elefante marino, por sus propios medios, pueda buscar la salida. No era aconsejable intervenir para capturarlo, menos aún sedarlo”.
Mediante observación se pudo determinar que era un ejemplar joven, macho, de entre 5 y 8 años, fuerte y sin heridas. El biólogo insistió en que el uso de dardos no era la mejor opción debido a esas condiciones. Sin embargo, aseguró que alertaron a centros de rescate en Valdivia (Santa Elena) y Machalilla (Manabí), por si era necesario adaptar un espacio para su traslado.
“Los dardos de anestesia causan un periodo de sueño profundo. Si llegaba a sumergirse, por el peso podía morir ahogado”, dijo.
Aunque no han vuelto a verlo, los técnicos continúan el rastreo. El objetivo es cerciorarse de que no encuentre interferencias en la ruta hacia el Golfo, como artes de pesca, que nuevamente que quede varado en un sitio con poco agua o que llegue a descansar a otro sitio poblado.