Cullis-Suzuki, la voz de la conferencia de Río, defiende a Greta Thunberg

Severne Cullis, una niña brasileña que también participó en un Cumbre de la ONU por la Tierra en 1992 defendió a Greta Thunberg. Foto: Instagram

Severne Cullis, una niña brasileña que también participó en un Cumbre de la ONU por la Tierra en 1992 defendió a Greta Thunberg. Foto: Instagram

Severn Cullis Susuki, una niña brasileña que también participó en un Cumbre de la ONU por la Tierra en 1992 defendió a Greta Thunberg. Foto: Instagram

En 1992, con 12 años, Severn Cullis-Suzuki subió al estrado en la Conferencia de la Tierra en Río para pedir salvar al planeta. Ahora esta canadiense apoya el combate de la Greta Thunberg contra dirigentes a los que “cubre de vergüenza”.

“Solo soy una niña y no tengo soluciones pero quiero que ustedes se den cuenta de que tampoco las tienen”, dijo Cullis-Suzuki en 1992 a los jefes de Estado y de gobierno reunidos en la ciudad brasileña.

Sus palabras podrían ser las de la joven Greta Thunberg, que el lunes 26 de septiembre de 2019, en la Asamblea General de la ONU, acusó a los adultos de haberle robado sus sueños y su infancia “con sus palabras vacías”, con sus “cuentos de hadas de crecimiento económico eterno”.

“¿Por qué las décadas que siguieron [a la conferencia de Río] fueron más destructoras?”, se pregunta Severn Cullis-Suzuki, que habla con la AFP desde el archipiélago canadiense de Haida Gwaii, frente a las costas de la Columbia Británica, donde vive con su marido, miembro de la comunidad autóctona de los haida, y sus dos hijos.

“Todo se explica por la forma de gobernar, por los acuerdos que se firman pero no se respetan”, asegura. “Ahora tenemos el cambio climático que afecta a casi todo el mundo. No tenemos tiempo de esperar otra generación”, advierte.

Cullis-Suzuki, de 39 años, cree que los ataques personales a Greta Thunberg, que sufre un trastorno del espectro autista, se deben a que los adultos la ven como una amenaza porque denuncia su irresponsabilidad.

“Es porque es poderosa. Cubre de vergüenza a los dirigentes. Hace un llamamiento a la revolución, por eso la quieren silenciar. Es una niña que dice 'El rey va desnudo'”.

“Es una joven de la que se ríen por su apariencia (...) Espero que tenga apoyo espiritual y personal”, dice Cullis-Suzuki.

Después de la conferencia de Río, trabajó en la Comisión de la Carta de la Tierra, creada por la ONU y convertida en independiente, que promueve “principios éticos fundamentales para construir, en el siglo XXI, una sociedad mundial más justa, sostenible y pacífica ” .

Luego estudió etnoecología y fue asesora del secretario general de Naciones Unidas Kofi Annan en la Cumbre Mundial del Desarrollo Sostenible de Johannesburgo en 2002.

“Estructuras destructoras”

Severn Cullis-Suzuki es hija de la escritora Tara Elizabeth Cullis y del genetista canadiense David Suzuki, conocido por su programa de divulgación científica 'The Nature of Things'.

Actualmente está preparando una tesis de doctorado sobre la revitalización de las lenguas en peligro, en particular de la haida, en vías de desaparición.

Según ella, la diversidad cultural y la biodiversidad “forman parte del mismo proceso”.

Es el caso de los indios kayapó de la Amazonía, que viven “en las últimas líneas de defensa antes de los buldóceres que devoran el planeta” o de las comunidades indígenas, que muestran en todas partes que saben “gestionar el ecosistema y sus recursos”.

El archipiélago de Haida Gwaii, antes conocido como Islas de la Reina Carlota, quiere dejar de usar energías fósiles en 2023, un objetivo ambicioso para un territorio rocoso de 10.000 km2 apodado a veces “ Las Galápagos de Canadá ” y que depende de sus generadores diésel y de su única central hidroeléctrica.

Severn y su familia consumen productos locales de la tierra, la pesca y la caza e intentan viajar menos. “Durante años insistí en la necesidad de que cada uno actúe a su nivel pero no puede haber una respuesta solo individual”, frente a lo que ella llama “estructuras colectivas destructoras”.

“Nuestra economía ha acaparado nuestros valores culturales (...) Tenemos que preguntarnos: ¿el decrecimiento significa menos calidad de vida? Al contrario”, asegura Cullis-Suzuki, que pide un 'New Deal' ecológico.

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