Christopher Raeburn, el diseñador estrella del reciclaje

El diseñador británico Christopher Raeburn posa para una fotografía en su estudio en Hackney, ubicado en el este de Londres. Foto: AFP.

El diseñador británico Christopher Raeburn posa para una fotografía en su estudio en Hackney, ubicado en el este de Londres. Foto: AFP.

El diseñador británico Christopher Raeburn posa para una fotografía en su estudio en Hackney, ubicado en el este de Londres. Foto: AFP.

El diseñador británico Christopher Raeburn es capaz de hacer vestidos de tul con un paracaídas y parkas de invierno con viejas mantas militares, dando nueva vida a objetos y tejidos que nunca se hicieron pensando en las pasarelas de moda.

Atribuye su capacidad transformadora a su infancia en un lugar recóndito del sudeste de Inglaterra, cerca del bosque que inspiró el personaje literario infantil Winnie-the-Pooh.

Raeburn y sus hermanos se dedicaban a dibujar cosas que luego su padre les ayudaba a construir durante el fin de semana.

“Es una manera extraordinaria de criar a los niños, porque acabamos diseñando todo, desde cabañas en los árboles a robots”, recordó en una entrevista con la AFP .

Hay dos cosas llamativas en este creador de 35 años: sus casi dos metros de altura ("casi un gigante", explica) y su buen humor.

“Vivimos tiempos difíciles, política y socialmente hablando”, afirma, citando en particular “la incertidumbre” creada por el Brexit. “Pero si tratas de hacer el bien, de ser optimista, ocurren cosas buenas”.

Presente en la escena londinense desde hace unos 10 años, este graduado del prestigioso Royal College of Art se distinguió rápidamente entre la nueva guardia británica gracias a su ropa de calle ('streetwear') alegre, moderna y ecologista.

La marca Christopher Raeburn, resume el diseñador a la AFP , “hace tres cosas: reconstruir, reciclar, o reducir” el despilfarro.

No es sorprendente que el creador acabara instalando su taller en unos antiguos locales de la marca Burberry, en el corazón de un viejo barrio industrial del este de Londres.

El lugar es un espacio abierto cómodo y luminoso, poblado de máquinas de coser, de tablas de planchar, bobinas de hilos y rollos de tejidos. Ese día, unas costureras, con la cinta métrica colgando del cuello, fabricaban unos animales de ropa como parte de un trabajo de un curso abierto al público.

En unos grandes armarios blancos del taller se guardan piezas de colecciones pasadas, como una chaqueta de aires militares hecha con el material del uniforme de un guardia del palacio de Buckingham.

Más que contribuir a este “derroche sin fin” de materiales que denuncia, Christopher Raeburn prefiere “rehacer” y dar nueva vida a objetos descartados.

“No podemos seguir consumiendo como lo hacemos”, sentencia. Los diseñadores deben ofrecer “mejores opciones” a los consumidores.

Encuentra sus materias primas rastreando internet, en mercadillos, en el extranjero, haciéndose con excedentes militares o activando contactos que prefiere mantener en secreto.

“Me preguntan a menudo si no temo quedarme un día sin (materiales). Pero hay tantas cosas disponibles, que da miedo”, subrayó el creador.

En su colección más reciente, presentada en la Semana de la Moda de Londres en enero, usó trajes protectores de inmersion para crear abrigos de mujer y hombre.

“Hay cientos de miles de estas cosas” , explica el diseñador, revelando que muchas veces se tiran después de un cierto tiempo para cumplir con las reglas de seguridad.

En una ocasión, Raeburn se hizo con una lancha de goma que acabó transformada en abrigos, chaquetas y bolsos.

El modelo de negocio de Raeburn presenta obstáculos, porque es difícil mantener el alto ritmo competitivo en este sector recurriendo a materiales de desecho, pero está decidido a triunfar. “Cada día es un desafío, pero eso es lo excitante, ¿quién quiere llevar una vida aburrida?”.

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