En el Chocó meriodional (entre Pichincha y Esmeraldas), la especie tiene poco espacio de bosque. Foto: Archivo / El Comercio
El chocó esmeraldeño es uno de los últimos refugios del jaguar en la Costa ecuatoriana. La deforestación y la cacería han ocasionado una reducción drástica de sus poblaciones en esta región del país. Actualmente, se estima que entre 30 y 50 jaguares son los sobrevivientes de la especie en esta zona y el número continúa disminuyendo.
Diego Tirira, biólogo y representante de la Fundación Mamíferos y Conservación, explica que en esta zona su distribución se ha reducido a un solo fragmento que abarca las áreas protegidas Cotacachi-Cayapas y El Pambilar. Estas son las últimas poblaciones que se pueden salvar, dice Tirira. Existen otros registros esporádicos de individuos en la parte baja de Azuay, en el territorio Wa (Carchi) y en Cerro Blanco (Guayas).
La especie ha sido catalogada como ‘En Peligro Crítico’ en la Costa ecuatoriana. Esta es la categoría más alta de amenaza, según los criterios de la Unión Internacional para la Conservación. Galo Zapata–Ríos, director Científico de Wildlife Conservation Society (WCS) Ecuador, dice que si las amenazas se mantienen el escenario futuro del jaguar es complejo en el mediano plazo.
Como parte del Plan de Acción para la Conservación del Jaguar, se trabajará en cuatro zonas, que se ha evidenciado cuentan con el hábitat óptimo para estos animales. Tres se encuentran en la Amazonía, y la única que está ubicada en la Costa es la zona del Chocó meridional, donde están la Reserva Ecológica Cotacachi–Cayapas y también el Refugio de Vida Silvestre El Pambilar.
Zapata–Ríos dice que en este lugar aún hay una población de jaguares con la que se puede trabajar para garantizar que la especie se conserve a largo plazo. La idea es que se implemente una visión de “paisaje”, en la que se tome en cuenta no solo a las áreas protegidas sino también a los corredores de conectividad y zonas disturbadas por humanos.
En marzo de este año, se prevé que se iniciará este proyecto de WCS en las cuatro Unidades de Conservación del Jaguar y se realizarán nuevas estimaciones de sus poblaciones. En la Amazonía, donde se ha registrado el mayor número de estos ejemplares en el país, la especie está clasificada como ‘En Peligro’.
Zapata–Ríos explica que la fragmentación del hábitat, en ambos lados de los Andes, ha causado un impacto negativo en estos animales. Además, las personas los cazan para vender sus colmillos, piel o cráneos en el mercado ilegal.
En otras ocasiones, los atacan por miedo o por temor de que se coman a sus animales domésticos. Esta caza asociada a la percepción negativa que se tiene del jaguar es la amenaza más fuerte en la Costa ecuatoriana.
Tirira explica que si la tendencia continúa como hasta el momento, los jaguares que habitan en la Reserva Ecológica Cotacachi–Cayapas y sus alrededores podrían desaparecer a finales de este siglo. Si este felino se extingue, todo el ecosistema se desestabilizará y afectará a la conservación de otras especies. Esto podría poner en peligro a otros animales e incluso plantas que se benefician de la presencia del jaguar y de sus largos movimientos.