Las consecuencias del cambio climático son irreversibles y se notan en la temperatura de las aguas del océano. Foto: Pixabay
Algunas de las consecuencias del cambio climático en los océanos y las regiones glaciares del planeta son irreversibles y la humanidad tiene que preparase a ello, advierten los científicos en un informe publicado este miércoles 25 de septiembre de 2019.
El Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) enumera en su informe una larga lista de consecuencias devastadoras. Estas son algunas de ellas.
El calentamiento del mar
Esponja: los océanos absorbieron una cuarta parte de los gases de efecto invernadero emitidos por el hombre y más del 90% del calor provocado por el cambio climático. El resultado es que los mares del planeta son más cálidos, más ácidos y menos salados.
Canícula marinas: la frecuencia, la intensidad y la extensión de las olas de calor marinas, como las que devastaron la Gran Barrera de Coral, están aumentado.
El niño: los fenómenos El Niño extremos -que alientan incendios, ciclones y epidemias– serán probablemente dos veces más frecuentes, incluso si se reducen las emisiones de CO2.
Alimentación: si no se reducen las emisiones, el potencial máximo de pesca podría ser revisado a la baja entre un 20% y un 24% en el siglo XXI en relación al periodo 1896-2005.
Desde los años 1950, las especies marinas, del plancton a los peces pasando por los mamíferos, se han desplazado centenares de kilómetros.
La subida del mar
Nivel del mar: Si la temperatura sube +2°C, el nivel de los océanos aumentaría 43 centímetros de aquí a 2100, aproximadamente, comparado con el periodo 1980-2000. Pero si aumenta +3°C o + 4°C -como apunta la tendencia actual- la subida sería de 84 cm.
En el siglo XXII, el ritmo de subida del nivel de los mares del planeta podría ser cien veces más rápido y pasar de los 3,6 milímetros anuales actuales a “varios centímetros”. En 2300 podría incluso alcanzar varios metros anuales si no se reducen las emisiones.
Adaptación: construir protecciones frente a la subida de las aguas podría reducir entre cien y mil veces el riesgo de inundaciones, a condición de invertir “entre decenas y centenares de miles de millones de dólares al año”.
Las regiones más pobres no tendrán probablemente los medios para estas grandes obras, en particular los pequeños estados insulares que podrían convertirse en inhabitables y obligar a la población a irse.
Zonas húmedas: entre un 20% y un 90% de las zonas húmedas deberían desaparecer hasta 2100 a causa del aumento del nivel del mar.
El mar se muere
Oxígeno: la concentración de oxígeno en los hábitats marinos se redujo un 2% en 60 años y debería perder un 3% o un 4% más si no se reducen las emisiones de CO2.
Zonas muertas: el calentamiento del agua y la contaminación en las costas ya están provocando la expansión de las ‘zonas muertas’ , donde la debilidad de las tasas de oxígeno impide la vida marina.
Corales: los arrecifes coralinos, de los que 500 millones de personas dependen para alimentarse, sufrirán importantes pérdidas o en algunos casos se extinguirán, incluso con un calentamiento limitado a +1,5°C en relación a la era preindustrial.
El hielo se derrite
Casquete glaciar: los dos casquetes glaciares del planeta, en el Antártico y en Groenlandia, perdieron de media 430 000 millones de toneladas anuales desde 2006, lo que los convierte en la principal fuente de aumento del nivel de los océanos.
Glaciares: los glaciares, de los dependen más de 2 000 millones de personas para acceder al agua dulce, también están retrocediendo. Es el caso de los de baja altitud en los Alpes, el Cáucaso o Escandinavia, que podrían perder el 80% de su volumen hasta 2100. Otros muchos podrían desaparecer, incluso limitando el calentamiento global.
Nieve: las montañas deberían perder una parte importante de su cobertura de nieve, con impactos importantes en la agricultura, el turismo y el suministro en energía.
El permafrost
Permafrost: antes de 2100 podría haber un derretimiento “importante” del permafrost -la capa de suelo permanentemente congelado-, lo que provocaría la emisión de miles de millones de toneladas de gas de efecto invernadero.