Una humareda que llegaba a unos 800 metros de altura fue detectada el viernes 24 de agosto del 2019 en la selva amazónica de Porto Velho, Rondonia (Brasil). Foto: EFE
Los incendios en la Amazonía no solo están afectando a la biodiversidad de esta zona, sino que pueden desencadenar una ‘crisis climática’. Los efectos de estos eventos ya se han empezado a reflejar en el deterioro del aire de países cercanos. La deforestación para la expansión de la ganadería ha sido señalada como una de las posibles causas.
Tras casi dos semanas desde que se empezó a registrar la presencia de fuego en esta zona, conocida como el ‘Pulmón del Planeta’, las llamas no parecen detenerse. Los incendios en Brasil aumentaron 85% en lo que va del año respecto del mismo periodo del 2018.
Datos satelitales del Instituto de Investigaciones Espaciales (INPE) cuentan que hasta el 22 de agosto hubo 76 720 puntos de incendio, con un 52,6% en la región amazónica. Otro 29,8% está localizado en el Cerrado (la sabana brasileña) y el resto en otros biomas, como la Mata Atlántica y el Pantanal, en algunos casos con efectos en países vecinos como Bolivia y Perú.
Aunque Brasil se encuentra en temporada seca, especialistas coinciden en que el fuerte aumento de los focos se debe a la deforestación. Según datos del Instituto de Investigaciones Espaciales (INPE) y otras instituciones, esta problemática aumentó exponencialmente en los últimos meses.
Un estudio del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (IPAM) muestra que los 10 municipios con mayor número de incendios forestales este año son también los que tienen las mayores tasas de deforestación.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) explica que históricamente los incendios en la Amazonía han estado ligados a la destrucción de bosques por expansión de la actividad agropecuaria y esta ocasión no es la excepción. Un dato destacado, dice WWF, es que las condiciones de la estación seca este año han estado en rangos normales, por lo que no se puede atribuir al clima la gran cantidad de incendios.
Tampoco es común que se produzcan por causas naturales. Una de las principales hipótesis de los investigadores es que estos incendios se iniciaron con el fin de deforestar ilegalmente las tierras para la cría de ganado.
Esto se relaciona con que Brasil es el mayor exportador de carne de res en el mundo. Según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, este país aporta con el 20% de las exportaciones mundiales de carne de res y la cifra podría aumentar en los próximos años.
Según el INPE, alrededor de 2 254 km² de la selva amazónica fueron cortados en julio. Esto representa un aumento del 278% respecto del año anterior. Las principales causas de la deforestación también se relacionan con la producción de soya, la edificación de represas hidroeléctricas, la construcción de carreteras y la industria minera.
Estos incendios representan un grave riesgo ambiental. Entre los principales animales afectados por estos incendios se encuentran el leopardo conocido como gato-maracajá, la nutria gigante y el manatí.
El jaguar y el puma también están en riesgo, ya que habitan en el Pantanal, que es donde se presentaron los primeros focos de incendio.
A estas especies se suman aves como la guacamaya amarilla y el gavilán real, primates, osos hormigueros y los delfines rosados. Estos últimos están en los ríos de la región y pueden sentir las consecuencias de los incendios.
La flora es la más afectada con estos eventos. En la región existen 20 000 especies vegetales nativas, que comienzan a desaparecer por los daños causados por el fuego. WWF explica que, además de afectar gravemente a la biodiversidad de la zona, los incendios agudizarán la crisis climática. Esto se debe a las emisiones de carbono provenientes de la quema de materia orgánica.
La pérdida del bosque reducirá también la capacidad que tienen los ecosistemas para absorber el dióxido de carbono. Las áreas dañadas serán más vulnerables a sequías, inundaciones y a otros efectos del cambio climático por la falta de cobertura vegetal.
La Amazonía tiene un rol importante en la regulación del clima de América del Sur e influyen en el régimen de precipitaciones de la región. La generación y la dispersión de humo comprometen la calidad del aire de varias regiones cercanas a los incendios y de ciudades lejanas. El monóxido de carbono que se formó tras estos eventos se concentró en una nube que ha cubierto zonas de Perú, Bolivia, Paraguay, Colombia y Ecuador. Esta columna podría llegar a las zonas del sur de este nuestro país.