Imagen referencial. Los investigadores concluyeron que la mayor acidez de los océanos no afectaba a los comportamientos fundamentales de los peces. Foto: Flickr / Banco de imágenes geológicas
La acidificación del océano causada por la absorción de dióxido de carbono (CO2) no afectará, en contra de lo que se pensaba, al comportamiento de los peces de arrecifes de coral, según un estudio publicado este miércoles 8 de enero del 2020 en Nature.
Los investigadores, de universidades de Australia y Suecia, subrayan no obstante que esa creciente acidificación, derivada del calentamiento del planeta, sigue siendo “un grave problema” para los arrecifes y muchas de las especies que viven en ellos.
En el caso concreto de los peces, tras hacer un experimento de tres años aplicando los niveles de este fenómeno previstos para final de siglo, los autores concluyen que el descenso del pH oceánico “tiene un impacto insignificante” en su conducta.
Esto contradice estudios anteriores, que habían indicado, aunque con inconsistencias, que esa acidificación, que se prevé que al fin del siglo XXI sea muy superior a la experimentada por el planeta en los últimos 30 millones de años, cambiaría la capacidad sensorial y la conducta de los peces.
Timothy Clark, de la universidad australiana de Deakin, y Josefin Sundin, de la universidad de Ciencias Agrícolas de Suecia, recrearon las condiciones de esos estudios para contrastar sus resultados, lo que implicó examinar tanto en acuarios como en libertad a 900 ejemplares de seis especies diferentes.
Concluyeron que la mayor acidez de los océanos no afectaba a los comportamientos fundamentales de los peces, como su capacidad para eludir a los depredadores.
“En contraposición con estudios previos, hemos demostrado que los niveles de CO2 de finales de siglo tienen un impacto insignificante en el comportamiento y los sistemas sensoriales de los peces de arrecifes coralinos”, afirma Clark.
Incide, no obstante, en que la acidificación del océano y el calentamiento del planeta, por el aumento del CO2 en la atmósfera, sigue suponiendo “un grave peligro” para los arrecifes de coral y las comunidades de peces que viven en ellos.