Carlos Bravo, director encargado de Ineval, y Flor Bolaños, analista de seguimiento. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Entre el martes 24 y el viernes 27 de octubre, alrededor de 6 500 adolescentes ecuatorianos participarán oficialmente de la famosa evaluación internacional PISA.
El país ha trabajado, desde el 2014, para ser parte de las pruebas del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA).
El año anterior hubo un examen piloto, que permitió que los organizadores validen y ajusten la muestra estratificada.
Esta selección es aleatoria y representativa de escuelas fiscales, fiscomisionales, municipales y privadas del país. Ningún colegio se inscribe para integrarse al examen.
Sus autoridades no pueden decidir qué estudiantes serán evaluados. Todo eso ya fue definido por el consorcio a cargo de las pruebas, llevadas a cabo por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Las PISA se toman cada tres años. En este momento, los planteles escogidos ya están enterados.
Así lo explicó Carlos Bravo, director ejecutivo encargado del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineval). El ente desarrolla exámenes estandarizados a estudiantes, docentes, directivos e instituciones. También coordina la participación en evaluaciones internacionales.
En las PISA se mide habilidades, relacionadas con la ejecución en la vida cotidiana del estudiante en las áreas de matemáticas, ciencia y lengua.
La prueba piloto sirvió para hacer adaptaciones de los ítems; por ejemplo si una palabra significa lo mismo en el país que en otro, si la pregunta no choca con la realidad del examinado (no es usual tener edificios de 40 pisos acá).
Existe un cuestionario que permite conocer el contexto en el cual vive el chico, a la manera de los factores asociados al aprendizaje que estudian test locales: si tiene computadora y acceso a Internet.
Estudiantes de entre 15 años y tres meses hasta 16 años y dos meses (décimo a primero de bachillerato) rendirán el test en papel, no digitalmente.
Los resultados complementarán, según Bravo, evaluaciones como el Ser Estudiante (cuarto, séptimo y décimo) y Ser Bachiller (tercero de bachillerato). Junto con otra internacional, de Unesco: el Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE 2019), para chicos de cuarto y séptimo.
Pese a que en Ecuador, el Ineval existe desde el 2012 y ha evaluado incluso a docentes, aún existen sectores opuestos a su principal fin: el desarrollo de pruebas estandarizadas. Lo expone Milton Luna, del Contrato Social por la Educación.
En el país hay un movimiento intelectual y pedagógico -recuerda Luna- que alerta sobre los impactos negativos de pruebas estandarizadas. Una de las más famosas es PISA.
El principal cuestionamiento -dice Luna- es que consolida un modelo pedagógico homogenizante y eso es grave porque las sociedades son diversas. “La revolución ciudadana con la novelería de introducirnos en procesos globales, nos inserta en la formación de personas adaptables al sistema. Ya sabemos que estamos mal, se debería evaluar el concepto”.
Ante las críticas, Bravo apunta que la evaluación es apenas un momento. Y lo más importante de ese proceso es lo que viene después, que genera una mejora de la educación.
“Sin resultados caminamos a ciegas. Son insumos para generar la política pública. No es para compararse con otros, para decir ‘te gané o qué mal estoy’. Eso no es beneficioso”.
Otros países que ya son parte de PISA en la región son Colombia, Chile y Perú. En diciembre de 2016 se conoció el resultado de PISA 2015. Singapur lo lidera. Participan Finlandia, Hong Kong, Alemania, EE.UU., etc.
El director de Ineval también anota que con resultados se puede medir el sistema para tomar decisiones. PISA servirá para evaluar el currículum, si funciona o no.
Este mes, Ecuador participará de PISA- D, conocido como PISA para el Desarrollo. Se trata de un instrumento focalizado, adaptado para países que participan por primera vez (ver gráfico). El resultado se conocerá a finales del 2018.
Ineval, a manera de inscripción, pagó USD 746 mil en el 2014, según Carlos Bravo. No hay cuota anual. Se cubrió el costo en un solo pago. Pero hay otros gastos, que llegan a USD 700 000, por temas operativos, publicitarios y personal. En cada proceso, que se hace cada tres años, se debe desembolsar un monto.