Alpacas, sustento de comunidades sureñas del Ecuador

Mujeres de Colepato revisan las prendas elaboradas con fibra de alpaca en un taller de capacitación. Foto: Cortesía Felix Morocho

Mujeres de Colepato revisan las prendas elaboradas con fibra de alpaca en un taller de capacitación. Foto: Cortesía Felix Morocho

El programa cuenta con 200 de estos animales insertados en los páramos, que forman parte de la comunidad.Foto: Cortesía Felix Morocho

Las alpacas se están convirtiendo en un sustento para la biodiversidad y la economía para cuatro comunidades de la Sierra sur del Ecuador.

Es parte del proyecto de fortalecimiento del Biocorredor Cóndor Chuquiragua Cañari del Programa de Pequeñas Donaciones de la ONU.

Las comunidades Cebadaloma, Colepato, Cubilán y Comuna Caguanapamba –compuesta por pueblos mestizos y cañari- han visto en las alpacas un soporte para su desarrollo. Félix Morocho, presidente ejecutivo del Centro de Desarrollo e Investigación Rural, es quien brinda asistencia técnica para el proyecto. Explica que a través de la alpaca se busca crear líneas de prendas, accesorios e identificar puntos de venta para que las familias puedan comercializarlas.

Morocho cuenta que fueron las comunidades las que insistieron en aprovechar las alpacas porque es un animal significativo para la zona. Además de la fibra, las alpacas ayudan a proteger los recursos naturales de los páramos.

Justa Jerez, vocal de la Junta Parroquial de Jerusalem y miembro de la Organización Cebadaloma, señala que las alpacas les han permitido cuidar del ecosistema. Ellos están a cargo de 1 100 hectáreas de conservación de bosque, para no dañar las vertientes y ayudar a evitar que avance la frontera agrícola.

Morocho indica que las alpacas, al ser parte del ecosistema del páramo, no degradan la tierra, a diferencia del ganado que sí tiene un impacto.

Mujeres de Colepato revisan las prendas elaboradas con fibra de alpaca en un taller de capacitación. Foto: Cortesía Felix Morocho

Al momento, las comunidades cuentan con 200 alpacas, y al menos 60 mujeres son tejedoras. Las personas de mayor habilidad se encargan de hilar, generalmente con un guango, un palo y sus manos.

Con esto las comunidades han logrado elaborar prendas como suéteres, abrigos y bufandas. Pero Jerez señala que todavía continuarán con procesos de capacitación para elaborar las prendas, sobre todo pulir los acabados y la selección de la fibra, para mejorar sus productos. Esperan comercializar las prendas para sustentar sus actividades.

En Jerusalem exhibirán los productos en una tienda de artesanías en la que trabaja el municipio local. Morocho añade que estos espacios ayudan también a impulsar el turismo comunitario. Vincularán senderos hacia las fincas y visitas al trabajo con las alpacas para dar a conocer sus productos.

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