Pizzas, empanadas, rollos de carne, arroz, papas… Estos son algunos productos precocidos que se ofertan en los mercados. Sus indicaciones hablan de facilidad para preparar, de ahorro en el tiempo y de menos costos. Pero se ha preguntado ¿qué tan nutritivos resultan? y ¿con qué frecuencia se los puede consumir? Cuatro expertos dan cuentan de las ventajas y desventajas, más aún cuando su consumo se ha vuelto una tendencia desde los últimos tres años.
La nutrióloga Janeth Heredia explicó a este Diario que esos alimentos aportan menos minerales y vitaminas, que los frescos y comidas recién preparadas. Pero los médicos dicen que la cantidad de nutrientes depende también de la porción que se consume.
En el caso de las verduras precocidas estas son sometidas a un proceso, durante el cual existe una pérdida de su valor vitamínico. Por ello, Heredia no recomienda incluir estos alimentos en la dieta diaria, pues “puede ocasionarle un déficit nutricional a largo plazo”.
Una investigación levantada en España señala que un caldo de vegetales precocidos aporta 0,65 miligramos de vitamina C. Esos mismos vegetales, cuando están crudos, contienen 2,36 mg.
Algo parecido puede ocurrir con las vitaminas del complejo B, que sirven para metabolizar los alimentos. La noche del martes, Alexandra contó que es una “asidua consumidora”. Ella es ejecutiva bancaria y recuerda que los ingiere al menos tres veces por semana. Desconoce su valor nutricional, pero dice que son una “buena opción” para su hora de ‘lunch’, pues prepararlos le lleva alrededor de 15 minutos, entre calentar las papas precocidas y freír el rollo de carne. Invierte unos USD 7 a la semana y para acompañar esa comida incluye ensaladas de verduras frescas.
Estos alimentos pueden aportar alta cantidad de calorías. En el caso del puré de papas, a más de contener este tubérculo también registra harinas. Por ello, los médicos recomiendan mayores cuidados para quienes sufran de diabetes o sigan un régimen para bajar de peso o mantenerlo.
Pero estos productos no solo son fabricados en el país. En el 2007, 1 826 toneladas de sopas y fideos procesados llegaron de Estados Unidos y de Colombia. En el 2012, esa importación bajó a 527 toneladas. ¿La razón? En el país también se comenzó a producir.
Además, en el mercado se encuentran disponibles alimentos para niños (compotas, sopas, etc.).
Los médicos saben que estos productos toman fuerza en la dieta. Y por ello alertan de no hacerlos de consumo frecuente en los niños.
“Estos no deben formar parte de la dieta diaria de un pequeño, pues al ofrecer un bajo poder nutritivo no resultan recomendables para el niño”, señala Heredia. Puede servir como refrigerio cuando se lleva a los niños de viaje o de paseo, pero no reemplazar a una comida completa. En algunos casos, para prolongar el tiempo de consumo de un producto precocido, se le agrega sodio. Esta sustancia resulta nociva para aquellas personas que sufren de hipertensión.
Se calcula que las personas requieren de 3 gramos al día de sales. 100 gramos de un alimento de este tipo aporta con 25 o 50% de esas necesidades diarias. Estos porcentajes se consideran elevados, pues se debería tener en cuenta, además, el contenido de sodio del resto de alimentos ingeridos.
Estos datos también constan en el estudio español que levantaron cuatro profesores de nutrición y lo dirigió Carmen Gómez Candela, presidenta de la Sociedad Española de Nutrición Básica y Aplicada.
En Ecuador, Isabel Muñoz, ingeniera de alimentos de la Tribuna del Consumidor, manifiesta que ingerir alimentos de este tipo “resulta seguro”, pues estos “son esterilizados y sometidos al vacío”.
Es decir, pasaron un proceso que evita el desarrollo de bacterias.
Pero si no se almacenan según las indicaciones que constan en el etiquetado, pueden deteriorarse como cualquier producto. Además, Muñoz advierte que tienen un ciclo corto de consumo, por lo que hay que ingerirlos hasta la fecha de caducidad que indica el paquete. Pasado ese tiempo, pueden resultar nocivos.
El excesivo consumo de estos alimentos no es bueno. Lo dice el gastroenterólogo Hernán Valladares. Algunos de ellos contienen nitritos y nitratos, es decir, sustancias que se utilizan para preservarlos.
“Lo importante es disfrutar del sabor propio del alimento, y los precocidos no gozan de esta característica”, advierte Juan Sebastián Pérez, chef y docente universitario.
Nutrición
- Papas fritas Al freírlas, las grasas que contienen pueden volverse saturadas y dañinas.
- Empanadas Se debe respetar la fecha de caducidad y mantener el empaque en refrigeración.
- Enlatados Una vez abiertos, hay que ubicarlos en otro recipiente y cocerlos a altas temperaturas.
- Embutidos Para que se mantengan frescos, almacénelos según las indicaciones de la eti queta.
- Verduras Al calentarlas en la cocina o en el horno microondas pierden más su aporte vitamínico.
- Pizzas Es necesario respetar la fecha de caducidad indicada en el empaque y consumirlas antes de su vencimiento.
Para tomar en cuenta
- Este tipo de alimentos suelen contener condimentos y a veces suelen ser demasiado fuertes y causar indigestiones.
- También poseen excesiva cantidad de azúcar y sal para realzar su sabor. Esto puede resultar dañino para las personas diabéticas y para quienes padecen problemas de la presión.
- Estos alimentos también se ofertan en versiones ‘bajo en colesterol y sodio’ y también ‘sin azúcar’.
- Aquellos productos que son congelados, son sometidos a un proceso que inhibe el crecimiento de enzimas y, por lo tanto, de bacterias.
- En algunos casos se desconocen la composición exacta y la procedencia de los ingredientes con que son elaborados.
- Son menos nutritivos que los alimentos preparados en casa, ya han sido procesados.