En la cinta, Max Vatan (Brad Pitt) es un agente secreto que aterriza en plena Segunda Guerra Mundial, en un Marruecos atosigado por el nacional socialismo. Para completar una peligrosa misión debe tomar contacto con Marianne Beausejour (Marion Cotillard), una agente de la resistencia francesa. Foto: Captura
En ‘Aliados’ el director Robert Zemeckis reúne los elementos indispensables para hacer de esta producción una pieza al estilo del cine clásico, narrada como un drama bélico e interpretada con el glamour propio de dos íconos del ‘star system’ de Hollywood.
Steven Knight es el guionista de una historia de tintes nostálgicos y además ajena a los vertiginosos ritmos del blockbuster moderno.
En la cinta, Max Vatan (Brad Pitt) es un agente secreto que aterriza en plena Segunda Guerra Mundial, en un Marruecos atosigado por el nacional socialismo. Para completar una peligrosa misión debe tomar contacto con Marianne Beausejour (Marion Cotillard), una agente de la resistencia francesa.
Pero a partir de ese encuentro, el drama de la guerra sale de foco para darle paso a una compleja relación entre dos personas, que basan su supervivencia en el campo de batalla en la desconfianza.
Pitt y Cotillard hacen de su interpretación un reto para mantener el equilibrio en un juego de gestos afectivos que deben ser impostados en público y una leve tensión romántica que se esfuerzan por disimular cuando están solos.
Sin embargo, el director parece más preocupado en destacar los planos técnicos y estéticos que los emocionales y narrativos. Entre insinuasiones y titubeos, algunos personajes secundarios quedan desaprovechados y los protagonistas se convierten en modelos de bellas postales cinematográficas, con intención de homenaje a un estilo impreso en filmes como ‘Casablanca’, ‘Hiroshima mon amour’ o ‘Sahara’.
La cinta cambia de ritmo cuando una duda razonable deshace una débil confianza y el romance de la primera parte le da paso a un thriller, que se traslada a Londres.
Entonces la intriga, que sigue el curso de la tragedia, le hace un guiño al suspenso y al drama que suelen brillar en la obra de Hitchcock, mientras Pitt y Cotillard dejan frente a la cámara la empatía de una pareja que encontraron el uno en el otro a su mejor aliado.