Gabriela y 'Mely' decodifican las algas

Ye Shi-chung y Gabriela ­Hidalgo, en el área de cultivo de microalgas, a escala ­piloto, del Laboratorio de ­Tec­nología  Energética. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

Ye Shi-chung y Gabriela ­Hidalgo, en el área de cultivo de microalgas, a escala ­piloto, del Laboratorio de ­Tec­nología Energética. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

Ye Shi-chung y Gabriela ­Hidalgo, en el área de cultivo de microalgas, a escala ­piloto, del Laboratorio de ­Tec­nología Energética. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

Algunas microalgas aún no tienen nombre ni apellido. Están ahí, en las lagunas del Ecuador, sin que se las pueda usar para curar enfermedades.Precisamente, porque no existe información exacta sobre sus componentes.

Ye Shi-chung, de 29 años, y Gabriela Hidalgo, de 22, asumieron el reto de levantar esa información. Quieren descubrir a qué familia pertenecen, su género y sus componentes bioactivos.

Ambas estudian Ingeniería en Biotecnología -que vincula la Medicina, las ciencias forestales, la Química, la Biología- en la Universidad de las Américas (UDLA).

Fueron invitadas para participar en una investigación del Laboratorio de Biotecnología Energética (Biotec), de la Corporación para la Investigación Energética (entidad privada).
Todo comenzó con un ensayo académico. Fue parte de una tarea que presentaron a la docente y directora de Biotec, Cristina Guamán.

Ese ensayo, recuerda la especialista en Microbiología Industrial, era diferente al de otros alumnos. Tenía referencias bibliográficas de peso, argumentos claros y se podía sentir el entusiasmo de sus autoras. No se limitaba a ser un ‘copy-paste’ de la Internet.

Guamán las felicitó y, al igual que a otros estudiantes, las invitó a conocer el laboratorio. Funciona desde el 2013 y se enfoca en el estudio de microalgas y sus aplicaciones biotecnológicas.
Era el tema que Gabriela y ‘Mely’, como llaman a Ye Shi-chung sus amigas, habían desarrollado en el ensayo.

Al poco tiempo llegaron como pasantes (en agosto pasado) y ahora ya son tesistas. Colaboran en el proceso de crecimiento de las microalgas. Necesitan tener una cantidad importante, para luego ir clasificándolas y determinar sus características. De la colecta de algas se encargó el personal de Biotec, en abril del 2014. Cuenta con el auspicio del Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública. La UDLA da respaldo técnico.

A ‘Mely’, los programas científicos que veía en la TV desde muy joven le despertaron el interés por la Biotecnología. Ingresó a la carrera dos años más tarde que el resto de sus compañeros. Tuvo que trabajar para costearse los estudios. Fue traductora de español-coreano en el exterior.

Nació en Ecuador, pero sus padres, quienes migraron hace 34 años, le enseñaron el idioma y también el valor de sus raíces. "Estoy convencida, con trabajo duro se puede llegar a cualquier meta", dice ‘Mely’. Ella es quien imprime la disciplina y dureza en el equipo. Gabriela es más dócil. Cuando habla pareciera que susurra.

Ambas, aunque con personalidades distintas, han logrado congeniar, lo que no fue fácil. Cuando se conocieron, hace cuatro años, Gabriela recuerda que intentó saludarla con un beso en la mejilla y un abrazo, como cualquier latina. Pero ‘Mely’ le contestó con un seco "hola". Luego entendió que el saludo efusivo no era parte de la cultura asiática.

‘Mely’ ama el andinismo. Gabriela es una apasionada de la lectura. En especial, la literatura policíaca. Ella terminó la secundaria en Riobamba. Coincidió que a su padre, militar, le dieron el pase a esa provincia justo cuando buscada opciones para encaminar su carrera universitaria. Sabía que debía ser una que empate con su especialidad de bachiller: Química.

Entonces, en la web descubrió la Biotecnología, sintió una corazonada y la siguió.

La motivación de Gabriela para seguir Biotecnología fue el campo amplio de aplicación que tiene. "Se puede hacer un medicamento con el componente de una planta y usarlo como suplemento alimenticio natural". El Ecuador -agrega- "es megadiverso, pero se hace poco con esa megadiversidad".

De estudios internacionales disponibles hay evidencias de que las microalgas tienen, incluso, componentes para el tratamiento de enfermedades tropicales como la leishmaniasis. Es un mal causado por un parásito que, a su vez, es transmitido por la picadura de un insecto conocido como flebotomo. El mal es recurrente en las poblaciones más pobres del planeta. Cada año deja entre 20 000 y 30 000 fallecidos, según la OMS.

‘Mely’ y Gabriela aspiran a fabricar un medicamento que se produzca en Ecuador y que, por tanto, sea más asequible para las personas afectadas.

No se plantean que su aporte en la investigación se frene cuando terminen su tesis. En cinco años, se ven en un laboratorio, juntas, descubriendo nuevas aplicaciones, y no solo de microalgas. También de otras plantas que mejoren la calidad de vida de la gente.

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