El historiador Alfonso Ortiz derriba los mitos de cinco conventos

Alfonso Ortiz en el exterior de La Compañía. Foto: Diego Pallero/EL COMERCIO

Alfonso Ortiz en el exterior de La Compañía. Foto: Diego Pallero/EL COMERCIO

Alfonso Ortiz en el exterior de La Compañía. Foto: Diego Pallero/EL COMERCIO

Cantuña era un herrero y no un albañil. La prueba a esta aseveración está inscrita en las rejas de la portería de la iglesia de San Francisco.

Su lápida sepulcral estuvo en la capilla de Nuestra Señora de los Dolores, un espacio que el pueblo quiteño bautizó con su nombre porque fue él quien mantuvo el culto y financió las fiestas en honor a esta popular virgen.

Estos datos, los conoce a la perfección, Alfonso Ortiz Crespo, historiador, arquitecto y cronista de la ciudad. Él realizará, desde el lunes 18, una serie de recorridos por cinco conventos patrimoniales de la ciudad: San Francisco, Santo Domingo, San Agustín, La Compañía y el Monasterio del Carmen Alto. El objetivo de estas visitas es que el público tenga una visión más científica de la historia de la ciudad.

Una de las cosas que más ha escuchado Ortiz en relación a la iglesia de La Compañía es que su interior tiene 30 toneladas de oro.

El dato exacto es que no tiene más de 50 kilos de este metal. Las delgadas láminas de oro de retablos y púlpitos fueron elaboradas por los Batiojas, un gremio de artesanos que existía en Quito.

San Agustín es el convento que guarda uno de los mitos más curiosos de la historia del país. Su sala capitular, donde el pueblo de Quito mostró su lealtad a la junta que se formó para destituir al presidente español Ruiz de Castilla, es considerada el lugar donde se firmó el acta de la independencia.

El 10 de Agosto de 1809 no hubo ninguna independencia sino el inicio de un proceso que culminaría el 24 de mayo de 1822 concluye Ortiz Crespo.

El Monasterio de El Carmen Alto es uno de los cuatro conventos de clausura que todavía existen en Quito. En su interior guarda una de las edificaciones más místicas de la fe católica local, la casa de Mariana de Jesús, la primera santa del país.

En este espacio el mito supera a la realidad. En su interior viven mujeres de carne y hueso que, en pleno siglo XXI, han decidido vivir únicamente entre cuatro paredes.

La iglesia de Santo Domingo, incluida en los recorridos de Ortiz Crespo, tiene como uno de sus hechos más curiosos el de la construcción de la capilla de la Virgen del Rosario diseñada sobre el arco de Santo Domingo. Una joya del barroco quiteño que a criterio del Cronista de la Ciudad es de las menos conocidas.