La planta de tratamiento de aguas, ubicada en Quitumbe, se inauguró en el 2017. Armando Prado/ EL COMERCIO
El aumento de la población se refleja en una mayor amenaza para los rÃos del mundo. El agua que utilizan los humanos para bañarse, lavar artÃculos en el hogar o la que se va al jalar la cadena llega muchas veces a los rÃos sin ningún tipo de tratamiento. Estas contienen contaminantes y quÃmicos que ponen en riesgo la salud de las personas y la flora y fauna de estos ecosistemas.
En el mundo, el 80% de las aguas residuales se liberan en el ambiente sin tratamiento. Según datos de la SecretarÃa del Agua (Senagua), del 100% del lÃquido vital distribuido para consumo humano en Ecuador, aproximadamente el 70% se canaliza hacia los sistemas de alcantarillado. De este porcentaje, el 55,8% de las descargas son tratadas, lo que significa que el otro 44,2% de aguas residuales se descargan en forma directa hacia pozos sépticos o canales.
A través de un levantamiento de información que se realizó entre el 2013 y 2015, se pudo evidenciar que la demarcación hidrográfica de Manabà presentaba las mayores afectaciones al agua. Diana Ulloa, especialista en temas hÃdricos y gerenta de la Empresa Pública Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Santa Cruz, explica que las cuencas de las zonas bajas o las ciudades costeras normalmente son las más afectadas, ya que se encuentran en la desembocadura de los rÃos. Por lo general, el agua contaminada que no es tratada en las partes altas llega hasta estos puntos.
El rÃo Machángara también presenta concentraciones elevadas de detergentes y otros quÃmicos, que se evidencian en las capas de espuma. Foto: cortesÃa Blanca RÃos
El agua de Quito, por ejemplo, llega hasta Esmeraldas. Blanca RÃos, doctora en EcologÃa y directora del Grupo de Investigación en Biodiversidad Medio Ambiente y Salud (Biomas), explica que la cuenca del Guayllabamba, a la que pertenece el rÃo Machángara, drena hacia el océano. Toda la contaminación relacionada a la ganaderÃa que el rÃo adquiere en Machachi después pasa a las zonas pobladas, donde aumenta drásticamente sus niveles. Los contaminantes van al rÃo Esmeraldas y finalmente llegan al PacÃfico.
Estas aguas residuales causan graves daños a estos ecosistemas. RÃos dice que la gran carga de materia orgánica que llega al rÃo produce la reducción de oxÃgeno. Este llega a niveles tan bajos que conlleva a que los organismos no resistan ante las nuevas condiciones. Si a esto se suman otros componentes, como nitrógeno amoniacal, cloruros o sulfatos, la situación es aún más crÃtica para la biodiversidad.
RÃos ha enfocado sus estudios en la cuenca alta del rÃo Guayllabamba. Allà realizó su primera investigación en el año 2004 y en ese momento, cuenta, el Machángara ya estaba en mal estado. En el 2017, cuando repitió el estudio, encontró que estaba aún peor, sobre todo en las zonas urbanas.
Los valores que se hallaron de coliformes fecales fueron incluso similares a los que se registran para el alcantarillado de ParÃs. Estos contaminantes tienen una relación con virus humanos. Según un artÃculo cientÃfico de RÃos, publicado el año pasado, se encontraron alrededor de 30 virus que están presentes en el rÃo y que afectan a los humanos. Además, en algunas zonas esta agua es utilizada para regar cultivos.
Los estudios se enfocan en la cuenca del Guayllabamba. Foto: cortesÃa Blanca RÃos
Ulloa explica que otra de las preocupaciones relacionadas a la presencia de aguas residuales en los rÃos es que los peces acumulen estos componentes en sus tejidos. Después, estos pasarÃan al organismo de los humanos a través del consumo de estos animales.
Para aliviar el estado del Machángara, en el 2017 se inauguró la planta de tratamiento de Quitumbe. Esta tiene un área de influencia de 70 000 habitantes, que están distribuidos en 11 barrios. Según la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps), la planta da un servicio de tratamiento de agua residual al 7% de habitantes del sur de la capital.
El siguiente proyecto es la edificación de la planta de tratamiento de estas aguas, que se instalará en San Antonio de Pichincha. Con esto, se logrará descontaminar el 99% de los afluentes de la ciudad. RÃos considera necesario que también se adopten mecanismos para la escorrentÃa urbana o los lixiviados de las calles que llegan a estos cuerpos hÃdricos cuando
La planificación, dice, debe enfocarse en la recuperación de los rÃos como espacios para la ciudad. Según Senagua, actualmente se está llevando a cabo la Estrategia Nacional del Agua para proteger la calidad de los recursos hÃdricos.