El ritual del Ñawi Mayllay o lavado de cara se realiza después del matrimonio religioso, en San Rafael. Foto: Fracisco Espinoza para EL COMERCIO
Cientos de pétalos blancos y rojos flotan en el agua cristalina que se obtiene de la vertiente Hatun Pukyu (fuente grande, en español). Ahí, familiares y amigos de dos parejas de
recién casados les acompañaban, el pasado lunes 18 de julio de 2016, durante el ritual Ñawi Mayllay (lavado de cara).
Esta es una práctica tradicional de los kichwas, que se realiza en esta vertiente de la comunidad Cuatro Esquinas, parroquia San Rafael de la Laguna, cantón Otavalo, en Imbabura. Con esa ceremonia se garantiza, según la cosmovisión andina, la energía positiva y una unión de larga duración.
Los jóvenes, al igual que sus padrinos, lucían la impecable vestimenta tradicional de los kichwas de Otavalo. En una especie de procesión, los nuevos esposos, junto a familiares e invitados, caminaron hasta la vertiente, para iniciar el ritual.
Antonio Tocagón, presidente de la Unión de Comunidades de San Rafael, comenta que este ojo de agua, situado a orillas del lago San Pablo, se utiliza como un sitio de purificación en matrimonios, bautizos y rituales.
Esta es una de las 32 fuentes de agua identificadas como sagradas por los indígenas de Imbabura. Así explica Pedro Loyo, director de Recursos Hídricos de la Prefectura. Señala que esta institución hizo un estudio, que duró ocho meses, para identificar las vertientes ceremoniales en donde se realizan prácticas como el baño de purificación y de sanación, entre otros.
Loyo comenta que recopilaron información facilitada por los indígenas, sobre los usos. Sin embargo, considera que hay muchas más prácticas, que son reservadas y cuya información se guarda con celo en las diferentes comunidades kichwas. En el caso del lavado de cara, los pétalos blancos representan a la mujer y los rojos al hombre, explica Alfonso Cachimuel, especialista en saberes ancestrales, de la Universidad Técnica del Norte.
Un amigo cercano de los recién casados es el encargado de mojar las cabezas y lavar los pies de los padrinos. Es una especie de bautismo. Luego, estos últimos hicieron lo mismo con los novios, mientras un grupo de músicos kichwas alegraban la ceremonia.
Cada vertiente o cascada tiene un tipo de energía diferente, asegura Loyo. De un primer inventario se identificaron sitios para realizar rituales conocidos como baños de purificación, que se realizan en junio, durante el Inti Raymi o Fiesta del Sol. Pero también hay prácticas tan curiosas como preparar a un hombre para que consiga una pareja o mejore la voz de un cantante.
Este es el caso de la vertiente Soltero Pukyu, situada en la comunidad de Ilumán, en Otavalo. Alberto Segovia, expresidente de la localidad, recuerda que él se realizó el ritual hace 22 años. Ahora está casado y tiene cuatro hijos.
También se asegura que en la fuente Teneria Pukyu, igualmente en Ilumán, prácticamente los instrumentos de cuerdas se afinan solos. Para ello, Segovia explica que las guitarras, violines, bandolines… deben permanecer cerca del agua una noche.
Una de las más conocidas de Otavalo es la vertiente San Juan Pukyu. A esta se le atribuyen propiedades de purificación y sanación, según el estudio de la Prefectura. Hace cuatro días, Luz María de la Torre bañaba a su hijo, de 15 años. Quería cubrirle de buenas energías. En ese caso, en vez de los pétalos de rosas como en matrimonios se utilizan hojas de ortiga y colonia.
Cachimuel advierte que no todas las áreas en donde circula el líquido vital son sagradas. De las experiencias, las que emanan mayor energía son las vertientes del Socavón, Las Lagartijas, Taxopamba y Yanayacu, en Otavalo. También las de Tunibamba (piscinas amarillas),en Cotacachi. Mientras que en Ibarra está el ojo de agua de Yacucalle.
Pedro Loyo considera que se debe hacer una investigación más profunda de los sitios hídricos más representativos. A más de su ubicación geográfica, debería contener las propiedades físicas y químicas.
Por lo pronto, los rituales kichwas seguirán en las fuentes.