El agua descubierta en la Luna abre nuevas puertas para los viajes espaciales

Imagen referencial. La Luna de Nieve -la primera superluna de este 2020- iluminará el cielo nocturno a partir de este viernes 7 de febrero. Foto: EFE

Imagen referencial. La Luna de Nieve -la primera superluna de este 2020- iluminará el cielo nocturno a partir de este viernes 7 de febrero. Foto: EFE

Imagen referencial. Un estudio de la NASA confirmó que existe agua en la cara con vista la sol de la Luna. Foto: EFE

La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) reveló este lunes 26 de octubre del 2020 que se ha confirmado la existencia de agua en la Luna. Según la NASA, nuestro satélite tiene grandes reservas de hielo que pueden ser convertidas en líquido vital.

El director del Observatorio Astronómico de Quito, Ericson López, dice que el agua es una de las moléculas más abundantes del Universo; está por doquier en planetas, cometas, meteoritos, etc. Para él, el descubrimiento no es una sorpresa. De hecho, la NASA ya detectó agua en la Luna en el 2009, solo faltaba la confirmación que efectuó este organismo espacial.

Eso sí, no es fácil encontrar agua en un planeta o satélite sin atmósfera porque el líquido suele estar en el lado oscuro y frío de los cuerpos celestes. Ello se debe a que, en la zona iluminada, el agua líquida, en forma de hielo o de vapor es descompuesta por la radiación. En el caso de nuestro sistema, por la luz solar.

Para los científicos, lo difícil era hallarla. El astrofísico ecuatoriano sostiene que extraerla es un problema menor, básicamente se trata de calentarla.

En la actualidad, el agua es el bien más preciado en los viajes espaciales, incluso más que el combustible. Por ejemplo, las únicas opciones viables para asegurar la cantidad de agua requerida en la cercana Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) son el suministro periódico y el reciclado.

Hasta el año 2010, el agua consumida en la ISS se transportaba desde la Tierra. Se llevaban 20 toneladas del líquido para una tripulación de cuatro miembros. Se lo hacía cada año en las naves automáticas Progress de Rusia y ATV, de la Agencia Espacial Europea (ESA) con el peso, costo y dificultad que ello conlleva.

Ahora, en la ISS y en los viajes espaciales, la mayor parte del agua se recupera a partir de la humedad ambiental, de la orina, de la usada para la higiene de la tripulación y se purifica para su reutilización. El 93% del agua consumida se recicla. Pero para hacerlo, siempre debe haber una provisión original de líquido.

Es tan preciada el agua en el espacio que hasta los experimentos no se hacen sin tomar en cuenta este factor. Por ejemplo, la demanda de agua de 72 ratones de laboratorio equivale a la de un ser humano.

Una de las claves del descubrimiento de agua en la Luna es la posibilidad de tener una base permanente en el satélite. Esto se debe a que al ser un líquido vital para los humanos aumenta la posibilidad de llevar más pasajeros en los vuelos al satélite. También se abre la oportunidad de que haya residentes allí.

Además, López recuerda que los humanos no solo necesitamos agua para beberla e hidratarnos, sino también para cultivar, lo que se podría hacer en ambientes cerrados.

Por otra parte, el agua (H2O) puede ser descompuesta en oxígeno –que respiramos- e hidrógeno. Se trata de dos combustibles que posibilitan tener energía en el sitio e incluso electricidad. Se eliminaría así el hecho de tener que llevar combustibles desde la Tierra. Eso sí, habrá que perfeccionar la tecnología que ya existe para descomponerla en las moléculas que la forman.

A su vez, existe la posibilidad de levantar una estación espacial permanente en nuestra Luna, lo cual abre las puertas a la exploración de otros sitios como Marte. De hecho, en un comunicado, la NASA destaca que este nuevo descubrimiento "contribuye a los esfuerzos para aprender sobre la Luna en apoyo de la exploración del espacio profundo".

Además, se menciona al proyecto Artemis, la misión que busca volver a llevar a humanos -incluida a la primera mujer- a la Luna para 2024. Asimismo, se trataría de establecer una base de carácter permanente como punto medio para el próximo reto: la exploración de Marte, prevista para 2030.

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