Los agricultores australianos intentar sanar sus heridas tras los incendios

Una fotografía aérea tomada el 16 de enero de 2020 muestra un paisaje dañado por el fuego en la Isla Canguro. Foto: AFP

Una fotografía aérea tomada el 16 de enero de 2020 muestra un paisaje dañado por el fuego en la Isla Canguro. Foto: AFP

El granjero local Rick Morris caminando a través de una parte quemada de su propiedad. Foto: AFP

Después de que el fuego devastara la isla Canguro, un santuario de la fauna y flora australianas, el agricultor Rick Morris se tuvo que enfrentar a una tarea especialmente dura y enterrar a 400 de sus ovejas en su hacienda en llamas. “Y estoy en el lado de los que tuvieron suerte”, piensa en voz alta.

Los gigantescos incendios que se vienen produciendo desde septiembre en Australia causaron 28 muertos, dos de ellos en la isla Canguro, y devoraron 10 millones de hectáreas de tierra, es decir, una superficie superior a Corea del Sur o Portugal.

Gran parte de las extensiones quemadas se utilizaban para el pastoreo de ganado vacuno y ovino. El ganado australiano supera las 100 000 cabezas, de las cuales al menos 43 000 se encuentran en la isla Canguro, según las estimaciones oficiales.

Y los agricultores como Rick Morris, con su explotación de 930 hectáreas, sufrieron tres incendios en apenas diez días. “Hemos visto toda la furia de la madre naturaleza”, confía Morris, quien es también presidente de la Cámara de Agricultura de la isla.

Una fotografía aérea tomada el 16 de enero de 2020 muestra un paisaje dañado por el fuego en la isla Canguro. Foto: AFP

Heno por helicóptero 

El fuego barrió “la isla desde el lado sur hasta el lado norte. Me sorprende que no haya habido más muertes”, comenta.

El ejército australiano, que desplegó 3 000 efectivos para prestar asistencia en las zonas afectadas del país, transportó por vía aérea a bomberos a la isla Canguro. También arrojó paquetes de heno desde helicópteros a agricultores de la isla aislados del mundo.

Para el general Damian Cantwell, que dirige la fuerza conjunta de lucha contra incendios en Australia, la isla Canguro tiene “un largo camino por delante” para recuperarse. “He visto un nivel de destrucción que todavía me sorprende”, declara. “Muchos agricultores están en apuros, mucha gente sufre, algunas familias lo han perdido todo”, añade.

Las actividades agrícolas en la isla Canguro representan USD 103 millones de volumen de negocios. La agricultura es el principal empleador de la isla y los incendios dejarán un rastro duradero, señala un agrónomo local, Daniel Pledge.

Un canguro muerto se ve en un bosque quemado en la isla Canguro el 15 de enero de 2020. Foto: AFP

Según Pledge, los campesinos tendrán que comprar alimentos suplementarios para su ganado y semillas para sus parcelas incendiadas. Además, sus animales serán menos fértiles debido al estrés sufrido.

“Es un efecto bola de nieve que no podemos medir y, a decir verdad, estamos muy preocupados por nuestra economía local”, afirma. “Para algunos individuos, estos efectos podrían durar hasta cinco años, y es largo”.

Los agricultores australianos padecieron una sequía prolongada que afectó el acceso al agua en el sudeste del país. Para Fiona Simpson, que preside la Federación Nacional de Agricultores, todos los agricultores australianos están bajo presión.

“Ya sea la sequía o los incendios recientes, las condiciones de aridez empujan a muchos de nuestros agricultores al límite”, dice. “La situación empeora día a día y no hay signos de mejora”.

El gobierno prometió una ayuda inmediata a los agricultores de USD 1 380 millones asignados a un fondo nacional de apoyo a la reconstrucción en los próximos dos años.

Según Rick Morris, esta ayuda será bienvenida en la isla Canguro.

Mientras tanto, mantiene a su rebaño encerrado -aún que le quedan 4 500 cabezas de ganado- hasta que el fuego deje de ser una amenaza. “Los alimentamos a mano con todos los nutrientes que necesitan y seguiremos así hasta abril o mayo, cuando llegue la lluvia”, explica.

Los agricultores de la isla, que sufrieron graves daños psicológicos y financieros, deberían ver desaparecer algunas explotaciones, pero muchos ya miran con optimismo hacia el futuro.

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