El fin de semana (14 y 15 de marzo) se dio en adopción a perros y gatos, en el parque La Carolina, en Quito. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO.
No se trata solo de que los animales cuenten con un techo para que no pasen frío en las calles. Lo que se busca es que las mascotas tengan un hogar donde se las cuide y trate como a un integrante más de la familia.
Por eso, el fin de semana (14 y 15 de marzo), los activistas y fundaciones por los derechos de los animales promovieron una feria de adopción responsable en el parque La Carolina, en Quito.
Antes de entregar un perro o un gato, se verificó que el ‘tutor’ sepa cómo cuidarlos. Además que tenga el tiempo, dinero y espacio para la mascota.
“Un perro, en promedio, vive 12 años. Un gato, en cambio, 17 años. Debemos tomar en cuenta eso porque si decidimos tener una mascota es un compromiso de por vida. Hasta que la mascota o la persona muera”, como señala Sofía Jaramillo, de la organización Educación para el Bienestar Animal (EBA).
Las personas que acudieron para adoptar una mascota debieron llenar un formulario y comprometerse, a través de un escrito, a velar por la integridad de los animales.
Dieron sus datos personales para que los activistas puedan hacer un seguimiento. Se llama a los dueños en los primeros tres meses para conocer las condiciones de los perros y gatos y, según cada caso, también se hacen visitas.
Marisol Rumancela adoptó un gato el sábado. Le recordó a otro felino que se lo encargaron para cuidarlo desde pequeño. Cuando tuvo que devolverlo se sintió triste y por eso buscó a otra mascota. Tenía que ser adoptado y no comprado. Ella se fijó esa condición.
“No es lo mismo ir a una tienda y pagar por un animal, como si fuera un objeto. Estos animalitos (en adopción) han sufrido de maltrato o han sido abandonados y necesitan de más cariño”.
La Asamblea Nacional debate en la actualidad un proyecto de ley que busca, entre otras cosas, regular la venta de animales. El objetivo de la Ley Orgánica de Bienestar Animal es evitar que se cometan abusos o maltrato en los criaderos o tiendas de mascotas.
Mientras se aprueba la normativa, los activistas tratan de concienciar a la ciudadanía. Desde hace cuatro años se realizan ferias de adopción en el país. “En muchos criaderos los animalitos son mantenidos en condiciones de maltrato. A las perras las hacen parir en cada celo y llegan a enfermar con tumores”, señala Giovanna Ruggiero, principal de la fundación Paraíso Animal.
Además, el vínculo que se logra con un animal adoptado es especial, según Verónica Morocho, rescatista de animales. Los perros y gatos necesitan más afecto y sienten cuando un dueño los acoge y cuida.
“Es una expresión de amor que cambia la vida de las personas. Por eso lo mejor es adoptar y no comprar o importar”. El miércoles pasado, 11 de marzo, entraron en vigencia una serie de salvaguardias a productos importados donde se incluye un arancel del 45% a perros, conejos, liebres y aves como loros guacamayos y cacatúas.
Jaramillo cree que es importante, aunque lo ideal sería que se “prohíba” la importación. Esto porque se “cosifica a los animales y se los trata como si fueran un objeto de lujo, cuando son nuestros compañeros”.