¿Qué tienen por decir los adolescentes alrededor del mundo?

Adolescentes de distintas partes del globo cuentan sus visiones, preocupaciones y esperanzas sobre el mundo actual y sus propias vidas. Foto referencial: Pixabay

Adolescentes de distintas partes del globo cuentan sus visiones, preocupaciones y esperanzas sobre el mundo actual y sus propias vidas. Foto referencial: Pixabay

Adolescentes de distintas partes del globo cuentan sus visiones, preocupaciones y esperanzas sobre el mundo actual y sus propias vidas. Foto referencial: Pixabay

La vida de los adolescentes es un ejercicio de equilibrismo: ¿Disfrutar del presente o preparar la entrada en la vida adulta? ¿Soñar con un mundo ideal o aceptar el actual? De un continente a otro, las prioridades son bastante similares: amigos, estudios, familia... y futuro. Sus preocupaciones varían.

A continuación, el relato de jóvenes de entre 13 y 18 años de varios países sobre cómo ven su mundo.

Anthika, 18 años, Bangkok

Ser joven en una de las capitales más dinámicas del planeta es un placer, explica Anthika, quien reconoce, no obstante, su angustia ante un mundo en plena evolución y el impacto de la globalización en la cultura tailandesa.

“Nuestros valores, los de los adolescentes, son más materialistas. Queremos los grandes autos y motos de nuestros padres. Quizás es la influencia de otros países”. Al igual que muchos adolescentes de Bangkok, a Anthika le gusta deambular por los inmensos centros comerciales con aire acondicionado, donde ella se toma 'selfies' que sube a continuación a las redes sociales para seguir conectada con sus amigos.

Anthika considera su generación menos activa que las precedentes, aunque cuenta con más posibilidades. “La gente utiliza actualmente tanto las redes sociales, que olvidan relacionarse con las personas de su propia familia”, lamenta esta estudiante en primer año de Psicología en la universidad Ramkhamhaeng.

Katinka, 17 años, Berlín

Katinka vive en Berlín, una de las ciudades europeas más “a la moda”, y representa esa nueva Alemania abierta al mundo y generosa, que acoge a cientos de miles de refugiados. La joven mira al futuro con un optimismo poco habitual en un país abrumado durante mucho tiempo por su pasado.

“Cuando observo la historia de la humanidad, pienso que estamos en el buen camino para volvernos más tolerantes con las minorías”, asegura. Aquello que no le gusta en el mundo de hoy día es “el odio y todo lo que provoca, como el racismo, el sexismo y cualquier forma de humillación”.

Sus preocupaciones se resumen a su día a día, como para la mayoría de los jóvenes de su edad. Para ella, lo más importante es “tener una vida social y amigos” y, para ello, “salir de noche”, algo que se puede llevar a cabo fácilmente en Berlín.

Pero también “aprobar en la escuela” con “buenas notas” . Y Katinka se preocupa por lo que “vendrá después” de sus estudios. “¿Encontraré un buen trabajo y me haré un lugar? Sólo el tiempo lo dirá”.

Florencia, 15 años, Santiago de Chile

Para esta chilena, lo que importa hoy a los jóvenes es salir de fiesta. “¡Vivir la vida loca! Estar con otros adolescentes en las plazas, fumando”. Pero “también me gusta compartir con mi familia”, añade, para compensar, esta joven de 15 años que estudia en un colegio en las afueras de Santiago.

A Florencia le preocupa que los jóvenes estén creciendo demasiado rápidamente en la capital chilena. “Ves en las calles chicas de 12 años pintadas y vestidas como mujeres grandes. Los problemas sociales y políticos no nos interesan”.

Rubia, de lentes, camisa a cuadros y aspecto hipster, piensa que la tecnología facilita la vida de los jóvenes, pero lamenta que esta también posibilite a los pedófilos el contacto con sus víctimas. “Tampoco me gusta que ahora los adolescentes estemos más alterados, todo lo queremos hacer ahora, rápido”. Según ella, el futuro será así, alterado, veloz: “Los niños ya no van a ser niños, se van a saltar esa etapa”.

Jedidiah, casi 13 años, Lagos

Jedidiah, hija de una geóloga y de un ingeniero, es nigeriana y vive en una zona agradable de las afueras de Lagos, la ciudad más grande de África. En su opinión, lo más importante “es tener una buena educación”, pero también “¡divertirse!”.

No hay muchos lugares donde salir, cuando se es adolescente en Lagos. A Jedidiah le gusta ir al cine, invitar a sus amigas a dormir en su casa, crear sus propios videoclips gracias a una aplicación para teléfonos inteligentes.

A Jedidiah le gustaría, en cambio, poder salir más a menudo “sin ninguna supervisión” de sus padres, pero Lagos es una ciudad peligrosa. “Tengo miedo de que me secuestren”, confiesa, una preocupación compartida por los padres en una megalópolis donde se llevan a cabo muchos secuestros.

¿Qué adora Jedidiah? Sus amigos y los viajes. ¿Qué detesta? El terrorismo, una problemática muy presente en Nigeria, donde el grupo Boko Haram dejó más de 17 000 muertos en seis años.

Dentro de cinco años, se ve en el extranjero. “Espero no estar en Nigeria. Me gustaría ser arquitecta o creadora de moda, y recorrer el mundo”.

Elad, 14 años, Tel Aviv

Elad sueña con “un mundo menos rencoroso”. La solución para este estudiante de secundaria israelí pasa por que “cada país en su rincón apacigüe los odios o los vuelva ilegales” y que, a continuación, “se discuta conjuntamente para hacer la paz”.

A Elad, que quiere aprovechar los cuatros años que le separan del servicio militar obligatorio en Israel, le gusta el “buen humor”, estar “entre compañeros” y “escuchar música”. “No tengo miedo de lo que pasa lejos, de las guerras, aunque para nosotros, en Israel, Gaza o Siria están al lado”, asegura. “Yo tengo miedo de un atentado bajo de mi casa, asesinatos contra judíos porque somos judíos”.

Su deseo más inmediato es que la cantante estadounidense Beyoncé, que tiene previsto un gran espectáculo en Israel, no ceda a la presión de movimientos que promueven el boicot a Israel y anule su actuación. “Si nos boicotean porque nos detestan y ella anula el concierto... será aburrido”, suspira Elad.

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