Realizar una actividad diaria como jugar básquet o fútbol durante dos horas al día se considera como un buen hábito que muchas personas lo adquieren en su vida. Pero ¿este tipo de actividades pueden convertirse en una adicción?
Para Karina Callejas, psicóloga clínica de ConCiencia Especialidades Psicológicas de Quito, un hábito por lo general no molesta ni genera consecuencias negativas en la vida de una persona, mientras que una adicción provoca consecuencias negativas y problemas psicosociales ya que el individuo emplea demasiado tiempo en realizar una actividad o consume sustancias adictivas.
Una adicción es considerada como una enfermedad física y emocional, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Mientras que la American Psychiatric Asociation (Asociación de psiquiatras estadounidenses) establece que la adicción es una dependencia a una sustancia que produce trastornos o dificultades físicas desde un punto de vista clínico.
Callejas indica que antes de dar un diagnóstico específico es importante determinar el tipo de consecuencias que provoca una actividad en el comportamiento diario de una persona. Además el tiempo que emplea para realizar una determinada tarea. Si se habla de los videojuegos, se corre peligro ya que estar expuesto mucho tiempo a la televisión se recibe mucha estimulación cerebral y pueden existir daños en los ojos en especial de los niños.
“Los padres deben estar atentos del comportamiento de los niños ya que si empiezan a reproducir lo que ven en los videojuegos es un indicio de que algo está pasando”, dice la especialista ecuatoriana.
Existen diferentes tipos de adicciones como a sustancias químicas, adicciones comportamentales y dependencias afectivas. Estos tipos cumplen en cierta medida el mismo ciclo.
Primero, una actividad se va repitiendo y empieza a formar parte de nuestras vidas, ocupando cada vez más horas y espacio en el pensamiento. Además, el individuo deja en segundo plano las actividades importantes desplazando a la familia y amigos ya que no tienen tiempo para concentrarse en otra cosa que no sea en la actividad que le da bienestar instantáneo.
Por ello, Callejas indica que es importante darse cuenta cuando una actividad se convierte en un mecanismo de defensa no adaptativo y no saludable pero que sirve momentáneamente para obtener un objetivo. Por ejemplo, a una persona le sirve usar cocaína ya que se siente más sociable y puede conocer más amigo.
Las adicciones no son percibidas por los pacientes por ello es importante que la familia esté atenta frente al comportamiento que adquiere una persona en un determinado tiempo.
El primer paso es buscar ayuda de un profesional antes de que el adicto toque fondo. Cuando se busca ayuda al último, el problema que se corre es que la persona adicta necesite internarse y esto representaría un golpe tanto para el paciente como para la familia. “Lo ideal es analizar los primeros síntomas y acudir con un especialista”.