Martín Varea (der.) y Steeven Góngora en la presentación de la obra. Foto: cortesía Teatro Científiko
El instante previo a entrar en escena es un momento muy importante, una especie de acto ritual, mediado incluso por la cábala, y en la que el actor se desprende de sí mismo para transformarse en alguien más. Pero también es un espacio en donde nacen las mayores expectativas, así como algunas de las dudas más profundas acerca del oficio.
‘Sueños de los actores de reparto’ es una obra que traslada al espectador hasta ese momento, en la trastienda del teatro, al encuentro de dos actores que interpretan a otros dos actores, quienes debaten sobre los distintos caminos que les pueden conducir al éxito, pero que se desarrolla como un cómico dilema existencial.
Esta es la tercera obra teatral del colectivo Teatro Científiko, que se presenta todos los miércoles, hasta el 4 de marzo del 2020, en el Patio de Comedias.
En escena, Martín Varea y Steeven Góngora interpretan a estos dos actores secundarios que sueñan con alcanzar la fama, mientras preparan un trabajo escénico. El problema es que uno anhela el reconocimiento como protagonista de una película taquillera y el otro ambiciona la gloria interpretando la obra cumbre de William Shakespeare.
A través de este metarrelato, la obra expone los engranajes internos del proceso creativo, así como las condiciones en las que se desarrollan las artes escénicas en el país.
La escena se construye con artículos de vestuario, utilería, maquillajes, escaleras, reflectores y otros elementos.
Ese enfrentamiento amistoso entre los dos personajes impulsa una serie de situaciones cómicas en las que prevalece el humor negro y donde abundan referencias, explícitas y tácitas, a la obra de Shakespeare, a los métodos de Stanislavski y Brecht, así como a las plataformas de ‘streaming’ y la cultural del espectáculo.
‘Sueños de los actores de reparto’ tiene cierto componente pedagógico, pero sobre todo, se configura como una metáfora sobre el fracaso. “El culto al éxito genera tanta expectativa y ansiedad que la gente termina renunciando a su propia esencia”, dice Varea.
Mientras los dos personajes esperan que el público y los críticos lleguen a la función, riéndose de su propio fracaso, la obra cumple con el objetivo de provocar inquietudes y divertir al mismo tiempo.