Actividades como salir a trotar o disfrutar el desayuno ayudan a las personas a cambiar su perspectiva en las mañanas. Foto: Archivo EL COMERCIO
La forma en que se comienza el día puede influir en la disposición con que se enfrentará la jornada. Prácticas simples como un buen desayuno o salir a trotar ayudan a mirar las cosas de otra manera y, además, entregan un momento de introspección.
“El primer gesto matutino puede ser de gratitud: pensar que es un nuevo día y que existen otras posibilidades. Ojalá que cuando se despierte sea con una intención. Reflexionar qué es importante para uno en la vida, hacia dónde va o qué está haciendo con sus relaciones interpersonales. También en la mañana se puede tener más claridad mental y concentración, lo que ayuda a reconocer el estado afectivo y emocional que se vive”, asegura Sebastián Medeiros, académico de la Escuela de Psicología UC de Chile.
Empezar el día haciendo deporte sirve para oxigenar el cerebro, por lo que las neuronas y el sistema nervioso funcionan de mejor forma durante la jornada. Es un súper protector contra cuadros depresivos, afirma Daniela Carrasco, directora del Diplomado Psicosomática y Psicoanálisis de la Universidad Diego Portales.
Cómo empezar
Hace más de seis años que Javier Cordovez, de 51 años, hace yoga todas las mañanas. Considera que la disciplina es más efectiva cuando se realiza temprano y siente que de esa forma puede tener la energía suficiente para el resto del día.
“Para lograr la práctica debe haber una organización en las comidas y salidas, sobre todo en las nocturnas. Si uno se desordena en todos esos factores, es difícil mantener la disciplina”, cuenta.
Uno de los principales consejos de los especialistas para comenzar bien la mañana es organizarse el día anterior. “Por ejemplo, levantarse quince minutos antes para estirarse un rato en la cama, y no despertar de un salto”, dice Daniela Carrasco.
Dormir la cantidad de horas necesarias y que las actividades que se propone cumplir durante el día no signifiquen estrés excesivo. La idea es hacerlas con placer y destinarles el tiempo necesario, asevera María Paz Altuzarra, académica de la Faculta de Psicología de la Universidad de los Andes.
Sebastián Medeiros aconseja, antes de empezar el día, realizar prácticas muy simples y que ayuden al crecimiento personal. Por ejemplo, durante 30 o 40 minutos, tomar conciencia de la respiración mientras se está sentado en el borde de la cama o mirando por la ventana.
También recomienda sacar provecho de las actividades rutinarias, como disfrutar el desayuno, estar atento a los sabores y aprovechar instancias similares para crear una mayor conexión familiar.