Los procesos de acreditación y evaluación universitarios no resultan extraños en la región. En Cuba, por ejemplo, la revisión de la calidad de la educación superior data de la década de los años 70, siendo una de las más antiguas.
Aunque a partir del 2000 se inició la fase de calificación de las carreras de pregrado y de las especializaciones y maestrías. Ahora, esta tendencia se ha expandido por todo el continente y Ecuador no es la excepción.
El 2011 se inició un proceso para categorizar las universidades según los maestros, la infraestructura, las horas de clase, las mallas curriculares, entre otros.
El año pasado se realizó otra evaluación y ahora se iniciará una fase de acreditación de las carreras, y la primera en pasar esta revisión será Medicina.
En noviembre está previsto que se tome un examen de conocimientos a cerca de 3 000 estudiantes del último nivel de esa carrera.
Los procedimientos y los parámetros de calificación varían según cada país y la realidad educativa que viven. Sin embargo, la mayoría de pasos son generales para todos los centros: plantilla docente, laboratorios, procesos de investigación, infraestructura…
Según Jochen Hönow, oficial especialista de Programas de la Unesco, esta evaluación universitaria es positiva porque no solamente permite mejorar la calidad, sino que además abre las puertas para que los estudiantes puedan participar en planes de intercambio de estudios o de especializaciones en otras universidades del mundo.
Para el funcionario de la Unesco este tipo de acreditaciones es positivo, porque constituye un “monitoreo” de la educación no un “control” de parte del Estado.
No obstante, todavía existen dudas respecto, principalmente ligados con los parámetros que se utilizarán para evaluar a las carreras y los requisitos.
Por ello, las autoridades del Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (Ceaaces) mantienen un plan de difusión de la propuesta y de los 36 parámetros de la carrera de Medicina que serán sometidos a revisión en el organismo entre las universidades que ofertan esta formación.
Este es un proceso nuevo en el país. En el Cono Sur empezó a finales de los años 90, con Colombia, Chile y Argentina como los pioneros.
Las acreditaciones duran entre tres y seis años. Además, se da un plazo a las instituciones que no cumplieron con alguno de los parámetros evaluados para mejorar y pasar la revisión nuevamente.
La acreditación universitaria forma parte de los compromisos de los países miembros del Mercorsur. En 1995 se creó la Comisión ad hoc de Acreditación, encargada de calificar a las carreras mas no a las instituciones superiores.
Esta evaluación permite que los títulos obtenidos por los estudiantes de carreras acreditadas puedan ser homologados por las naciones que forman parte del bloque regional más Bolivia y Chile. Aquí no existe la obligación de calificar a los centros universitarios.
La evaluación universitaria en Perú se inició en 1999 con la Ley Nro. 27154, pero estaba dirigida exclusivamente a la acreditación de las escuelas y facultades de Medicina. En el 2002 se amplió la evaluación a todas las facultades y universidades.
Los estándares mínimos de acreditación califican: organización académica, currículo, proceso de admisión, cuerpo docente, competencias adquiridas por los estudiantes, metodología de enseñanza-aprendizaje, organización administrativa, equipamiento, etc.
En Chile, la acreditación de las universidades y de las carreras dura por siete años máximo. Mientras que la de los posgrados tiene una vigencia de hasta 10 años. La evaluación es voluntaria, pero esta le permite acceder a programas de beneficios estatales, como becas y financiamientos.
Sin embargo, las carreras de Medicina y Pedagogía sí tienen las obligación de pasar por el proceso de acreditación. Es decir, una universidad puede tener carreras acreditadas pero no estar calificada como institución.
El Consejo Nacional de Educación Superior es el encargado de evaluar a las instituciones de educación superior. Aquí el procedimiento determina que primero se deberán evaluar las carreras de pregrado antes de poder acceder a la acreditación del centro educativo, pero en un proceso diferente.
El procedimiento cuenta de cinco partes y empieza con la autoevaluación de las instituciones superiores. Aquí también existe una evaluación externa, realizada por personas vinculadas al Conesu.
Aunque el proceso de evaluación universitaria empezó por los posgrados, hoy todas las carreras y universidades deben someterse a un proceso de evaluación.
Son seis áreas generales que deben ser cumplidos antes de que se acredite a una facultad o a un centro de educación superior, que van desde la parte física de infraestructura hasta el impacto social que tienen los graduados en sus respectivos trabajos. Además, antes de certificar a la universidad se les toma pruebas a todos los estudiantes.
En 1996 empezó a funcionar la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau). El organismo, desde su creación hasta el 2011 analizó 118 proyectos institucionales y solo 18 tuvieron un informe favorable.
La Comisión, además cuenta con un equipo de evaluadores externos, que se encargan de valorar la conformación de la institución, su organización, su funcionamiento, su desarrollo histórico, los procesos, los resultados y su inserción social. Es decir, el impacto de los graduados.
La acreditación universitaria forma parte de los compromisos de los países miembros del Mercorsur. En 1995 se creó la Comisión ad hoc de Acreditación, encargada de calificar a las carreras mas no a las instituciones superiores. Esta evaluación permite que los títulos obtenidos por los estudiantes de carreras acreditadas puedan ser homologados por las naciones que forman parte del bloque regional más Bolivia y Chile. Aquí no existe la obligación de calificar a los centros universitarios.
La evaluación universitaria en Perú se inició en 1999 con la Ley N° 27154, pero estaba dirigida exclusivamente a la acreditación de las escuelas y facultades de Medicina. En el 2002 se amplió la evaluación a todas las facultades y universidades. Los estándares mínimos de acreditación califican: organización académica, currículo, proceso de admisión, cuerpo docente, competencias adquiridas por los estudiantes, metodología de enseñanza-aprendizaje, organización administrativa, equipamiento, etc.
En Chile, la acreditación de las universidades y de las carreras dura por siete años máximo. Mientras que la de los posgrados tiene una vigencia de hasta 10 años. La evaluación es voluntaria, pero esta le permite acceder a programas de beneficios estatales, como becas y financiamientos. Sin embargo, las carreras de Medicina y Pedagogía sí tienen las obligación de pasar por el proceso de acreditación. Es decir, una universidad puede tener carreras acreditadas pero no estar calificada como institución.
El Consejo Nacional de Educación Superior (Conesu) es el encargado de evaluar a las instituciones de educación superior. Aquí el procedimiento determina que primero se deberán evaluar las carreras de pregrado antes de poder acceder a la acreditación del centro educativo, pero en un proceso diferente. El procedimiento consta de cinco partes y empieza con la autoevaluación de las instituciones superiores. Aquí también existe una evaluación externa, realizada por personas vinculadas al Conesu.
Aunque el proceso de evaluación universitaria empezó por los posgrados, hoy todas las carreras y universidades deben someterse a un proceso de evaluación. Son seis áreas generales que deben ser cumplidos antes de que se acredite a una facultad o a un centro de educación superior, que van desde la parte física de infraestructura hasta el impacto social que tienen los graduados en sus respectivos trabajos. Además, antes de certificar a la universidad se les toma pruebas a todos los estudiantes.