Los estudiantes de Medicina de la Universidad de Guayaquil cuentan ahora con simuladores o robots para estudiar la anatomía del cuerpo humano. Foto: Enrique Pesantes / El Comercio
La acreditación institucional y por carreras es uno de los desafíos para la Universidad de Guayaquil en el 2015.
Este centro, intervenido desde hace dos años por el Consejo de Educación Superior (CES) tras varias irregularidades, también se ubica en el último escalón del análisis efectuado en 2013 por el Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (Ceaaces).
Salir de la categoría D es una de las metas de las autoridades y de la Comisión Interventora de una de las universidades más grandes del país (67 532 estudiantes). Para ello hay planes de mejora en cada facultad.
Lobelia Cisneros, interventora del área académica, explica que los cambios apuntan a criterios específicos de evaluación: academia, investigación, vinculación, infraestructura y administración. Los avances se reportan continuamente al Ceaaces y el informe final deberá estar listo en unos seis meses.
El levantamiento de información para los planes de mejora también sirve para la acreditación, como en Ciencias Médicas, la primera facultad en completar este proceso.
“En el criterio de habitación profesional -examen a los alumnos- el 60% de estudiantes aprobó -indica Cisneros-. Estamos en la media necesaria para pasar la acreditación. También se presentaron las medidas correctivas dentro del período de rectificación”.
Parte de los cambios en Medicina (con 9 102 alumnos) se perciben en salones y laboratorios cuyas puertas solo se abren con códigos digitales. Y para Fernando Morales y sus compañeros de segundo semestre, las prácticas ya no solo serán en cadáveres. Esta escuela adquirió 14 simuladores o robots y cuatro tablas Anatomage o mesas de disección virtual para estudiar la anatomía humana en 3D; aunque algunos todavía no están operativos.
La Facultad de Odontología avanza en un 80% de la acreditación. Mientras que Jurisprudencia y Filosofía se preparan.
También se realiza un análisis de pertinencia académica de las carreras (necesidad de las profesiones para la sociedad). Según los interventores, hasta julio se evaluará el 50% de las 68 carreras registradas.
Se cerrarán carreras, pero aún no está definido cuáles. Eso depende del resultado final del análisis, señala Cisneros. En noviembre del 2014, los interventores presentaron un modelo en el que la U. de Guayaquil pasaría de 18 a nueve facultades y de 68 a 52 carreras.
Sin embargo, la interventora aclara que ciertas carreras serán reorganizadas. En Educación, por ejemplo, se ofertarán titulaciones más genéricas como Licenciatura en Educación Básica en lugar de profesores en el área de Comercio, Marketing o Sistemas. Estas podrían ser reemplazadas por menciones, que serán aprobadas luego del estudio de cada carrera.
Como parte de esta revisión, el personal trabaja en un rediseño curricular. Para Felipe Espinoza, decano de la Facultad de Arquitectura, esta reestructuración es la mezcla de docentes capacitados, experimentación estudiantil e implementación de tecnologías.
Este modelo se inició en febrero del 2014. Y como resultados, hay proyectos como el de creación de viviendas populares en Guayaquil a base de pallets y la participación de 10 jóvenes en un concurso para crear un centro de visitantes en el Parque Nacional Kruger, en Sudáfrica. Este diseño de casas en forma de esferas elevadas y dirigido por el docente José Egas, fue uno de los 64 mejores entre 140 participantes.
La formación docente y la investigación son otros puntos de la intervención, como señaló Jorge Kalil, presidente de la Comisión Interventora. Para investigación destinarán USD 3,6 millones (el 2% del presupuesto de la universidad) y USD 1,8 millones para becas docentes en doctorados y maestrías.