Es autor de publicaciones como ‘Ciudad andina. Concepción cultural. Implicaciones simbólicas y técnicas’, así como de la colección ‘Ciencia y simbólica del hábitat andino’. Foto: EL COMERCIO
Para el docente e investigador Alfredo Lozano, la innovación de la enseñanza superior es una necesidad urgente y en la que los saberes ancestrales de los pueblos y nacionalidades podrían convertirse en la principal fuente de creación de nuevo conocimiento. Una iniciativa que empieza a tomar forma a través de la Comunidad Epistémica de Saberes Ancestrales, que opera en la Universidad Central del Ecuador (UCE) y en la que Lozano participa como coordinador.
¿Qué es la Comunidad Epistémica de Saberes Ancestrales?
Es una entidad creada por el Consejo Universitario de la UCE, con la finalidad de crear espacios que permitan incorporar los saberes ancestrales al entorno científico y académico universitario.
¿Quién forma parte de esta comunidad?
Es una comunidad abierta, en la que participan académicos y docentes así como personas pertenecientes a distintas comunidades interesadas en la investigación y el intercambio de este tipo de conocimientos ancestrales.
¿Cuál es la importancia de poner en diálogo estos dos tipos de conocimiento?
Actualmente el mundo, cuyo desarrollo parte de la aplicación de un conocimiento eurocéntrico basado en la corriente filosófica griega como la gran matriz civilizatoria universal, se encuentra en crisis porque no tiene una visión de interrelación con la naturaleza y el cosmos. Si la universidad es la cuna de la ciencia, donde se forman profesionales que luego aplicarán sus conocimientos sobre una realidad determinada, es necesario que también conozcan sobre esta otra corriente de saberes ancestrales, de la que también somos herederos.
¿Cómo se definen los términos ciencia y saber ancestral?
En la academia hay una discusión permanente sobre la definición de estos términos. Desde la vertiente occidental se plantea que la ciencia nace a partir de la creación de la filosofía, como una especulación racional abstracta y se habla del conocimiento de las culturas extraeuropeas, como en el caso de América, de una cosmovisión, que remite a la tradición mítico-simbólica.
En ese contexto, ¿cómo se entiende el término de saberes ancestrales en la comunidad epistémica?
Desde nuestro punto de vista, la ciencia es el conocimiento de la naturaleza. Desde esa perspectiva, toda cultura tiene una forma de ver y entender el mundo, que permite formular una epistemología y un conocimiento determinado en distintas áreas.
¿Cuál es el propósito de incorporar estos saberes ancestrales a la formación universitaria?
Si la universidad no cambia en el fondo y en la forma, es una institución que corre el riesgo de desaparecer. Estamos ante una fuente de conocimiento que puede ayudar a innovar la enseñanza y la sociedad. En la UCE hubo dos grandes reformas, la última en los años 60 y 70, donde se incorporó el materialismo histórico para entender los cambios sociales. La tercera reforma universitaria tiene que sustentarse en este cúmulo de conocimientos ancestrales propios, que tienen que convertirse en el pilar de una reforma.
¿Qué implicaría esta reforma?
Implicaría una pugna de paradigmas que conducirían hacia un diálogo epistémico que inicie un proceso de cambio de mentalidad.
¿Cómo integrar estas dos corrientes en el sistema de enseñanza universitario?
Eso implicaría una reforma de la malla curricular, que permita la introducción de módulos vinculados al conocimiento de saberes ancestrales, en ciertas áreas pertinentes de la formación profesional. También es importante la investigación que tenga que ver con la sistematización y aplicación de los conocimientos de la corriente occidental y ancestral en casos prácticos.
¿Qué ha facilitado el desarrollo de este proyecto?
La visibilidad de temas interculturales impulsada por la Ley de Comunicación. Pero también el reconocimiento plurinacional e intercultural del Estado en la Constitución, y cuya aplicación en el campo académico se define en la preservación y enriquecimiento de los saberes ancestrales, definidos en la Ley Orgánica de Educación Superior.
¿Qué acciones lleva a cabo la Comunidad Epistémica para sentar las bases de un posible cambio?
El primer paso es socializar el tema entre la comunidad universitaria a través de jornadas académicas, talleres cursos de formación continua, con el objetivo de despertar interés y posicionar el proyecto. Las actividades se difunden a través de la página web de la UCE (www.uce.edu.ec).