Para disminuir el riesgo del cáncer, la alimentación diaria debe estar compuesta por macro y micro nutrientes. Los primeros aportan la mayor parte de la energía metabólica al organismo) y los segundos son sustancias que el cuerpo absorbe en pequeñas dosis, entre ellos las vitaminas y minerales.
Rosa Montero, nutricionista del hospital Eugenio Espejo de Quito, explica que los macronutrientes se componen de tres grupos: las grasas, que deben estar presentes en un 20 y 25%.
Las proteínas, de 10% a 15% y los carbohidratos (hasta 60%). Estos últimos pueden ser simples, como maicenas, trigo, pan, galletas y complejos, como las leguminosas y los cereales.
La mala alimentación genera problemas de salud, como obesidad o malnutrición, por lo que este factor incide en el desarrollo o prevención del cáncer.
Esta enfermedad se da porque las células anormales se multiplican sin control e invaden a los tejidos cercanos Según un informe que se presentó en el último Congreso Latinoamericano de Nutrición, realizado en Santiago de Chile, el 35% de las muertes por cáncer en general se pueden atribuir a la dieta. Solo en Solca Núcleo Quito, que abarca 11 provincias, en 2009, se atendió a 1 019 555 pacientes.
Evite las grasas
Más de 124 000 personas han desarrollado cáncer en América Latina, en solo un año, según el último congreso de la Sociedad Europea de Oncología. Una de las principales causas es el sobrepeso por el consumo excesivo de grasas. “La obesidad genera desórdenes metabólicos relacionados con las hormonas que participan en el desarrollo de varios tipos de cáncer, como el de estómago, esófago y mama”, señala José Lastiri, secretario de la Asociación Argentina de Oncología Clínica.
Menos azúcar
El ginecólogo y patólogo Horacio Limongelli, coordinador del Programa Educacional sobre el Cáncer, recomienda el consumo de azúcares naturales, presentes en las frutas.
También aconseja limitar las gaseosas y comer postres o dulces un par de veces por semana, y en porciones pequeñas. Este médico reconoce que el azúcar refinado no está directamente relacionado con el riesgo de cáncer, pero sí con el origen de la obesidad. Rosa Montero agrega que el azúcar es 99% carbohidrato.
Baje la carne roja
Al igual que el azúcar refinado, el consumo excesivo de carnes rojas (res, cerdo, borrego) es perjudicial para la salud.
Se aconseja no cocinarla demasiado y quitarle la grasa.
En su lugar Limongelli sugiere incorporar a la dieta más pescado, fuente rica en ácidos grasos omega 3 y 9 y dejar de lado las carnes rojas.
Montero recomienda consumir tres veces por semana pescado y entre una o dos veces carne roja. En lo posible al horno o hervido. Evitar la preparación en frituras.
Cuide la cocción
Cuando los alimentos se cocinan a temperaturas altas sobre una llama abierta, como el asado al carbón o a la parrilla, se modifican las moléculas de la carne y se generan hidrocarburos aromáticos, agentes a los cuales se considera cancerígenos. Lastiri aclara que esto no significa que esté prohibido comerse un buen asado de vez en cuando. La recomendación es una vez cada 15 días.
Pero advierte que es preferible optar por la moderación y evitar sobrecocer las carnes, porque es nocivo para la salud.
No a los procesados
Los jamones, tocinos y cualquier alimento ahumado, que para su elaboración y conservación se incluyó preservantes, es mejor no consumirlos.
Por lo general, a estos productos se les agrega nitritos y nitratos, catalogados como contaminantes, además de causar la obesidad y ser riesgosos por su método de cocción.
“Su consumo debe ser ocasional, en reuniones o situaciones esporádicas”, indica Marcela Leal, directora de Nutrición de la Universidad Maimónides, en Argentina.
Aléjese del alcohol
Para la Asociación Americana de Oncología Clínica (ASCO), el alcohol eleva el riesgo de cáncer bucal, de laringe, de esófago, de pecho, de mama, de colon e hígado. Si bien no se sabe por qué, los científicos creen que se debe a la exposición a los químicos que se producen cuando el alcohol se metaboliza en el cuerpo. Por esto recomienda limitar su consumo a una bebida por día para las mujeres, y a dos para los hombres. Un centímetro cúbico de licor tiene nueve calorías, añade Montero.
Más fruta y verdura
María Victoria Cáceres, jefa de Nutrición de la Clínica Olivos, en Argentina, explica que el cuerpo tiene millones de moléculas de oxígeno. Entre ellos los radicales libres, que provienen de las grasas saturadas. Estos atacan a las células causando su envejecimiento.
Las plantas producen antioxidantes que protegen a las células de los radicales libres. Las frutas y verduras, como el tomate y zanahoria, no deben faltar en su mesa, pues ayudan a reducir el riesgo de cáncer. Se debe consumir todos los días.
Aumente la fibra
El alto consumo de fibra disminuye el riesgo de cáncer colorrectal, porque reduce la cantidad de tiempo que los desechos –que a menudo tienen sustancias cancerígenas– viajan a través del colon, señala Cáceres. También se observó que los alimentos ricos en fibra (quinua, trigo, cebada, maíz, etc.) disminuyen los niveles de estrógeno y de testosterona, con efectos protectores de los cánceres de mama y colon. Se pueden incluir en la dieta frutas, verduras, cereales integrales y legumbres.
Lácteos sin grasa
La leche es básica para nuestra alimentación diaria. Sin embargo, según explica el doctor Lastriti, se debe preferir los descremados para evitar agregar grasas a la dieta.
“De ningún modo hay que suspenderlo”, añade. Leal, además, agrega que “sus nutrientes, como el calcio y la vitamina D, son efectivos contra el cáncer colorrectal”. Se recomienda que el consumo de lácteos (leche, queso, yogur) sea diario, preferiblemente en la mañana, en el desayuno. Se pueden acompañar con fruta.
Sin suplementos
Los suplementos nutricionales (vitaminas o minerales) no tienen un aporte significativo en la alimentación, afirma Lastiri. El especialista insiste en un consejo que puede ser la síntesis de todas las recomendaciones: “No es necesario convertirse en un vegetariano estricto sino, como en todo, evitar los excesos. Hay que cambiar los hábitos y seguir una dieta balanceada”.
Montero aconseja consumir dietas equilibradas en macro y micronutrientes e incrementar las verduras y frutas.