Masako Wakamiya es la creadora del programa lúdico para iPhone Hinadan, inspirado en el Hina Matsuri, el tradicional Festival de las Muñecas. Foto: Agencia AFP
“La primera vez, me emocioné al ver la pantalla animarse con el programa que había creado”. A sus 82 años, Masako Wakamiya desprende una alegría infantil cuando habla de su pasión por la informática y de su encuentro con el director ejecutivo de Apple.
Desde su jubilación, esta antigua empleada de banco se divierte como una loca con un PC y, más recientemente, un Mac y un teléfono inteligente. La mujer que vivió en los años 60, 70 y 80 el auge de Japón como potencia tecnológica, fue este año la participante más veterana en la conferencia de los desarrolladores de Apple.
Masako Wakamiya es la creadora del programa lúdico para iPhone Hinadan, inspirado en el Hina Matsuri, el tradicional Festival de las Muñecas. Cada 3 de marzo, los japoneses exponen en una plataforma de varios niveles muñecas que representan a los miembros de la corte imperial del período Heian (siglos IX a XII) en sus casas, escuelas y cualquier otro lugar donde haya niñas.
El escenario en forma de escalera se instala unos días antes del 3 de marzo y se desmonta esa misma noche porque, según la creencia popular, si no se hace las niñas del lugar podrían quedarse solteras cuando crezcan. En Hinadan, el jugador tiene que colocar las muñecas (“el emperador”, “la emperatriz”, etc.) en el lugar correcto. No hay límite de tiempo porque sería muy estresante para las personas mayores, explica Masako Wakamiya, arrodillada sobre un tatami frente a su pantalla en su apartamento de Fujisawa, en la periferia de Tokio.
¿Su primer encuentro con la informática? “Fue a principios de los años 1990 y en esa época intercambiaba mensajes a través del sistema BBS”, precursor de los foros modernos, recuerda esta octogenaria.
Del ábaco a Skype
Cuando empezaron a desarrollarse los móviles inteligentes, Masako Wakamiya pensó que no había suficientes aplicaciones para los mayores. Habló con desarrolladores, sin éxito. Hasta que un conocido le dijo: “¿Por qué no lo haces tú misma?”, cuenta.
Dicho y hecho. La mujer, que durante décadas contó detrás de su ventanilla con un “soroban” (ábaco japonés), se apoyó en libros y pidió consejo a un amigo que ya había desarrollado aplicaciones, con el que se comunicaba por Skype.
Todo fue muy rápido. Desarrollada entre 2016 y principios de 2017, “Hinadan” fue aceptada por Apple y lanzada en febrero, justo antes del Hina Matsuri. “Escribir las líneas de código fue difícil”, reconoce antes de destacar la sencillez de las recientes herramientas que encuentra “muy buenas para descubrir las anomalías” en los programas.
“Cuando se envejece se pierden muchas cosas: el marido, el salario, el pelo, la vista… Hay muchos ‘menos’. Pero cuando se aprende algo, a programar o a tocar el piano, son ‘más’. Lo que no sabíamos hacer hasta ayer, hoy lo dominamos. Es una motivación”, se entusiasma.
Demasiado ‘ocupada’ para envejecer
Cuando nos recibe, acaba de regresar de Estados Unidos y de Rusia, y se dispone a asistir a una conferencia en Sapporo, en el norte de Japón. Masako Wakamiya, cuya aplicación fue consultada por 860 000 personas y descargada 42 000 veces, fue la invitada especial del director ejecutivo de Apple en la Conferencia Mundial de Desarrolladores que se celebró en California a principios de junio de 2017. Todavía no se lo cree.
“Hablé con Tim Cook de aspectos muy concretos. Me preguntó en qué me había concentrado para que los mayores pudieran utilizar bien esta aplicación. Le expliqué que tuve en cuenta el hecho de que los ancianos tienen la vista y el oído menguante y que sus dedos ya no se mueven con tanta soltura”.
¿Y entonces? “Me felicitó. Me dijo que era una fuente de inspiración para él”. De hecho, en Hinadan , las respuestas generan sonidos muy distintos y acompañados en la pantalla por las palabras “error” o “exacto” y no hay que arrastrar la muñeca con el dedo sino clicar en el lugar elegido.
El éxito ha dado todavía más energía a Masako-san, que prevé versiones de su aplicación en inglés, chino y francés. “Quiero aprender las bases de la programación porque hasta ahora solo he estudiado los elementos necesarios para crear Hinadan”.
El objetivo: “Desarrollar otras aplicaciones que puedan entretener a los mayores y transmitir a los jóvenes la cultura y la tradición de los ancianos”, confiesa lamentando que su agenda no le deja mucho tiempo para zambullirse en los manuales de desarrollo colocados junto a su ordenador.
“Cuando uno termina su vida profesional, estaría bien regresar a la escuela. La mayoría de los ancianos abandonan la idea de aprender, pero lanzarse no es solo bueno para ellos sino también para la economía del país”, dice la mujer que empezó a tocar el piano a los 75 años y es miembro de varias asociaciones para promover la informática entre los mayores. “Estoy tan ocupada todos los días que no tengo tiempo de buscar si tengo alguna enfermedad”, dice risueña.