La cápsula Orion de la NASA es lanzada a bordo de un cohete Delta IV, de la compañía United Launch Alliance (ULA), desde la plataforma 37 del complejo de lanzamiento espacial de la base de Cabo Cañaveral. Foto: EFE
El sueño de que los seres humanos puedan viajar a Marte descansa, en parte, en la nueva cápsula espacial Orión de la agencia espacial estadounidense NASA. No había vehículos estadounidenses capaces de enviar personas desde que la NASA jubiló su flota de transbordadores (2011).
El programa de transbordadores espaciales de la NASA, de hace 30 años, solo trasladó a humanos dentro de la órbita terrestre, con destinos como la Estación Espacial Internacional (ISS) y el telescopio Hubble.
Ahora esta nave se ha convertido en un alivio porque libera a Estados Unidos de tener que confiar en los Soyuz rusos para enviar a sus astronautas a la Estación Espacial Internacional.
El primer lanzamiento de prueba de Orión se hizo el viernes (5 de diciembre de 2014), en momentos de alta presión para la NASA, por los éxitos de su competidora.
La Agencia Europea Espacial se ha puesto en el liderato de la carrera para conquistar el Universo con su sonda espacial Rosetta, que logró plantar el módulo Philae sobre un cometa en movimiento (67P/Churiumov-Guerasimenko).
Estados Unidos necesita posicionarse nuevamente y con Orión ha ofrecido explorar el espacio profundo. Pero ha tenido más de un tropiezo.
El lanzamiento se produjo poco después de dos accidentes de la industria espacial privada, a la que la NASA ha cedido la misión de realizar las misiones de abastecimiento de la Estación Espacial Internacional (EEI).
En octubre pasado, un cohete Antares de Orbital Sciences explotó poco después de partir con 2 toneladas de carga para el complejo espacial y, días más tarde, murieron dos pilotos en un vuelo de prueba de la nave espacial SpaceShipTwo.
En la prueba de vuelo de exploración del Orión, llamada EFT-1, se invirtieron USD 375 millones. Los recursos se justificaron diciendo que el Orión llegará más lejos que cualquier otro vehículo tripulado hasta ahora y que también medirá la radiación a la que podrían estar expuestos los astronautas.
Los datos recogidos se tendrán en cuenta para el diseño final del vehículo, con capacidad para transportar a cuatro astronautas. Una más que su antecesor el Apolo.
Si todo sale como está planteado, en el 2021 el ser humano podría pisar Marte.
Orión lleva algunos objetos simbólicos como un microchip con más de 1 millón de nombres que ha recogido la NASA en su web; un fósil del dinosaurio Tyrannosaurus rex, del Museo de Ciencia de Denver (Colorado, EE.UU.); música, poesía y hasta el patito de goma de Enrique, el famoso personaje del programa infantil ‘Plaza Sésamo’ (Ernie, en la versión en inglés del programa televisivo).
Pero el Orión, contrario a lo que se esperaba, pudo lanzarse solo luego de postergar su hora cero. En primera instancia, por la excesiva cercanía de un barco a la plataforma de lanzamiento, en Cabo Cañaveral (Florida). Y después, la cuenta atrás tuvo que interrumpirse en dos ocasiones debido vientos desfavorables, el jueves pasado (4 de diciembre de 2014).
Al final se detectaron problemas con una válvula en el depósito del cohete, del tipo Delta IV, y los técnicos no lograron solucionar el inconveniente dentro del plazo que estaba previsto para el lanzamiento.
El viernes, cuando al fin salió de la Tierra dio dos vueltas a una distancia de 5 793 kilómetros del Planeta, unas 15 veces más lejos que la distancia a la Estación Espacial Internacional (EEI).
Después de completar las dos órbitas y recorrer más de 96 500 kilómetros, la cápsula entró en la atmósfera terrestre a una velocidad de 32 000 km/h y a una temperatura de 2 200°C, antes de caer al océano Pacífico.
En contexto
La nave Orión, construida por la compañía Lockheed Martin, ha sido concebida como el nuevo vehículo de exploración espacial que llevará a los astronautas a nuevos y más lejanos destinos de los explorados hasta ahora, como un asteroide o el planeta Marte.