Se decía que pensar nos hace libres, pero sólo pensar no nos hace libres, porque la libertad se muestra en la acción, en la intervención en el mundo para hacer aparecer algo que previamente no existía.
Pensar es un ejercicio en soledad y, en cambio, ser libre es actuar, para lo cual se requiere el concurso de otros seres humanos. Pensar y actuar son dos cosas completamente diferentes, pero pueden confluir en algún momento, igual que lo hacen a teoría y la práctica. Arendt cree que hay una posibilidad de unión: cuando emitimos juicios y los exponemos ante otros en público, a través del ejercicio de la libertad de hablar, escribir o actuar, alejándose de la banalidad del mal.
Trabajo en esa gran utopía para lograr una auténtica libertad basada en el diálogo trascendente, plural y tolerante, con los puntos de vista de los demás.
Sócrates decía que gracias al diálogo con uno mismo y con los demás se podría resolver el problema del mal. Así cuantos más ciudadanos nos involucremos, menos mal generaremos en nuestro entorno.