Comparten el interés por el diseño de robots y la empresa que crearon es una de las pioneras en este campo en el país.
Fausto Amaguaña, Óscar Molina y Andrés Freire están convencidos de que la robótica es un área con un futuro promisorio en Ecuador, aunque los fondos provenientes del Estado para la investigación en este terreno son todavía escasos.Su empresa Soft Tetratonic se conformó hace tres años. Pese al poco tiempo de existencia, se convirtieron en distribuidores, en el país, de la firma alemana Kuka, unas de las más reconocidas en robótica industrial.
Molina dice que decidieron contactar a una empresa del exterior especializada en brazos robóticos después de recibir el requerimiento de un cliente.
Se trataba de una empresa interesada en adquirir un brazo robótico para soldar estructuras para invernaderos.
A partir de este caso, realizaron un estudio para determinar cuánto costaría la fabricación de un máquina con estas características y cuánto tiempo tardarían en esta tarea.
Concluyeron que en el desarrollo de un brazo robótico tardarían alrededor de dos años y medio, con una inversión estimada de USD 200 000.
Su cliente no estaba dispuesto a esperar tanto tiempo. Fue entonces cuando buscaron otras opciones y contactaron a técnicos de la empresa alemana Kuka. Su propósito era convertirse en distribuidores autorizados de esta compañía. Lo consiguieron luego de que los funcionarios alemanes, tras visitar las instalaciones de esta empresa en Quito, constataran el trabajo y el conocimiento en robótica de estos tres jóvenes ecuatorianos.
La empresa internacional Kuka se comprometió a enviar los brazos robóticos y la compañía ecuatoriana Soft Tetratonic lo implementará a escala nacional.
Fausto Amaguaña indica que su empresa recibe el brazo robótico estándar y ellos lo adaptan para que pueda funcionar en distintas áreas. Cada uno de los brazos tiene en su parte superior una pieza diferente. Si este componente es reemplazado por otro puede cumplir otra tarea.
Estos jóvenes consideran que en Ecuador hay muchas empresas que estarán interesadas en incluir brazos robóticos para la producción de diferentes productos. Una pieza puede faenar carne, otra está diseñada para apilar cartones de leche, jabas de cerveza, cajas de vino, ente otras aplicaciones. En la industria del acero pueden ser empleados como soldadores. La meta de esta empresa es desarrollar estos brazos mecánicos en Ecuador.
“Tenemos el conocimiento, pero no los recursos para poner en marcha este diseño”. Los tres jóvenes que conformaron esta compañía se han destacado en el campo de la robótica desde la universidad.
Amaguaña, por ejemplo, en el 2006 ganó un concurso de robótica a escala nacional. Diseñó un carro-robot que seguía, sin desviarse, una línea negra.
Andrés Freire se especializó en brazos robóticos y Molina ganó un premio con su robot bailarín. Lo disfrazó de diablo huma y bailó al ritmo de la música nacional.